Aldo: “Mi vida estaba destruida, en la miseria. No tenía trabajo, no podía pagar el alquiler y llegué a un punto en el que tuve que vivir en la calle. Eso fue humillante, me sentía impotente. Yo tengo una familia, una esposa y mis hijos. En ese entonces, no les podía dar lo que yo quería. Eso era un fracaso para mí.
Estuve en esa situación por alrededor de quince años. Quería avanzar, pero no lo lograba. Tenía proyectos, pero todo iba para atrás. Llegamos a pasar hambre y a pedir prestado para comer y asearnos.
Muchas veces pensé en quitarme la vida, al punto de que una noche agarré un cuchillo pensando en matar a toda mi familia y luego suicidarme.
Hasta que un día llegué a la iglesia gracias a una invitación. Una señora nos había invitado una vez cuando estábamos en una plaza llorando a las 3 de la madrugada.
Llegamos a la reunión y comenzamos a participar todas las semanas. Hoy estamos muy bien, mi familia está restaurada y yo trabajo en el rubro de la construcción como encargado general en una empresa. Tengo diez departamentos propios que los alquilo y un auto cero kilómetros. Todo cambió y mi familia está feliz”.
Participe de las charlas del Congreso para el Progreso que se realizan los lunes en el Templo de la Fe, a las 8, 10, 12, 16 y 20 h.
También puede participar en la Universal más cercana a su domicilio.