Hilda: “Después de hacer el pacto con la Palabra, mi vida comenzó a desarrollarse. Antes, tenía trabas económicas. En mi familia dependíamos de otras personas que nos ayudaban con alimentos. Pedíamos prestado para pagar el pasaje y poder llegar a la iglesia.
Además, mi madre estaba enferma y no podía trabajar. Vivíamos en una casilla con techo de chapa y sin piso. Era un desastre. Estábamos en una situación muy precaria.
Participar del Congreso para el Progreso fue un antes y un después. Pudimos comenzar un emprendimiento de confección de sábanas. Hoy contamos con catorce personas trabajando para nosotros y tenemos una casa. El espacio que antes era un cuarto pequeño se transformó en un lugar extremadamente grande para poder trabajar cómodamente con todo el personal. En estos últimos tres años hubo un gran crecimiento. Dios nos ha dado la sabiduría para llevar este trabajo adelante. Además, el próximo mes voy a retirar un auto. Vale la pena participar de las reuniones de los lunes. Antes pedía prestado, pero hoy soy yo quien presta a las personas que lo necesitan”.
Participe de las charlas del Congreso para el Progreso que se realizan los lunes en el Templo de la Fe, a las 8, 10, 12, 16 y 20 h.
También puede participar en la Universal más cercana a su domicilio.