Todo cuidado que pongamos es poco para hacer de esta tarea algo exitoso y que dé como resultado una piel en perfecto estado
El ritual por excelencia de la piel masculina es el afeitado. Algo por lo que todos y cada uno de nosotros pasa con cierta frecuencia y que en el algunos casos puede convertirse en un auténtico suplicio. Todo cuidado que pongamos es poco para hacer de esta tarea algo exitoso y que dé como resultado una piel en perfecto estado.
Preparando la piel
Los más fieles conocen de sobra la importancia de una buena preparación de nuestra barba antes del afeitado. El agua caliente ayudará a abrir los poros y ablandar nuestra barba, algo que puede ser suficiente si tu barba no es muy dura ni complicada pero en el caso de las barbas cerradas esto se puede hacer escaso.
Los aceites para el afeitado suelen ayudar a multiplicar el efecto reblandecedor del agua caliente, en muchos casos se basan en aceites esenciales de eucalipto o mentol, un ligero toque de frescor que ayuda a levantar nuestra barba para que el paso de la cuchilla sea más efectivo. Eso sí, si eres de piel grasa mejor utilizarlo tan solo una vez por semana.
La exfoliación también ayuda a preparar las barbas más rebeldes y complicadas ayudando a que no se queden esos rebeldes pelos enquistados, pero al igual que el aceite tampoco debemos abusar de su aplicación (una vez por semana) ya que lo que estamos haciendo es eliminar la capa más superficial de la piel para el nacimiento de una nueva capa.
El resultado final de nuestro afeitado también dependerá mucho del estilo de afeitado que tengamos. Las barbas cerradas verán en el uso de la brocha y la crema de afeitado unos estupendos aliados para ablandar y levantar la barba y por tanto que el apurado sea mejor. La elección de navaja tradicional o cuchilla ya es una opción más personal.
En el caso de las barbas menos frondosas y complicadas, tampoco deben descuidarse y en el caso de que tengáis piel sensible o con problemas de acné probad a elegir una espuma o crema de afeitado enfocada a vuestro problema (en farmacias encontraréis gran surtido)
Después de la cuchilla
Después del paso de la cuchilla llegamos al momento crucial. Repaso de evaluar daños y calmar a nuestra piel. Tengas o no la piel sensible deberás extremar las precauciones, primero un chorro de agua fría ayudará a calmar y a cerrar los poros progresivamente, pero esto no es suficiente.
La recuperación de nuestra piel es incluso más laboriosa y necesita más atención que la propia preparación pre-afeitado. Un producto calmante justo después del afeitado es uno de los primeros pasos esenciales, pero ojo, no vale cualquier producto.
Evita los after shaves con alcohol (cumplen su función pero resecan nuestra piel dejándola muy tirante) o cualquier producto con alto contenido en perfume. Si la irritación es bastante evidente un gran aliado es el aloe vera bien sea en planta natural o en su defecto un gel con concentración al 100% con certificación y sin perfume, su absorción es inmediata y consigue calmar y eliminar progresivamente las rojeces producidas.
En el caso de que tu afeitado haya acabado con algún corte nada mejor que tener a mano una piedra de mineral de alumbre aunque es recomendable utilizarlo solo para zonas concretas ya que reseca mucho.
Otra opción son los after shaves en bálsamo, calman a la vez que dejan sensación de hidratación sin dejar rastro gracias a su rápida absorción, pero ojo, no debes utilizarlo como hidratante habitual, un error muy común en los no iniciados y es que cada producto tiene su función, tu piel aún necesita un paso más, la hidratación, los after shaves solo calman y producen confort pero nada más.