Para vivir en un ambiente con dos o más personas es necesario que haya mucho respeto, saber el momento correcto de expresar las opiniones, la mejor manera de debatirlas, y lo más importante, buscar escuchar con atención los consejos sugeridos por los mayores, por su experiencia. Por más que no sea adecuado para la ocasión, al menos trate con educación y no con desprecio.
La Palabra de Dios dice:
“…soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”, (Colosenses 3:13-14).
“Pequeñas actitudes significativas de educación deben componer el día a día dentro de casa. Por más que esté enojado o irritado con algo, es necesario respetar a todos en su hogar y verlo siempre como un lugar muy importante, donde no deben ocurrir malos entendidos entre los que viven allí. No grite, por más nervioso que esté y por más que sean las peores circunstancias. No diga palabras agresivas u ofensivas, pues son capaces de dejar marcas”, explica la psicóloga Cecilia Días.
Según la psicóloga, si no nos respetamos los unos a los otros dentro de nuestra propia casa, que es considerada un lugar sagrado, no podemos hacer lo mejor para los demás fuera del hogar. “Es importante saber también que los más viejos siempre sirven de ejemplo para los que están formándose como ciudadanos, y son tenidos como base. Por eso, con los padres, abuelos o cualquier otro responsable deben ser amorosos tanto dentro de casa como en cualquier otro lugar, eso demuestra ser una persona agradable, entre otras actitudes positivas”, enseña.
Siendo así, cuando vivimos y convivimos con un compañero o hasta con los padres, lo mejor que se tiene que hacer es controlar cada reacción y emoción delante de las adversidades. “Una que otra discusión siempre surge, muchas de ellas solo sirven como modo de expresar un punto de vista, pero, si hay respeto todo puede ser controlado con facilidad. No es necesario gritar para ser oído, controle sus reacciones. Piense muy bien antes de contestar o lastimar a alguien, pues, por más que la persona quiera redimirse, fastidiar nunca es bueno”, dice Cecilia.
De acuerdo con la especialista, cuanto más calmo es el ambiente de casa, mayores son las chances para que las personas tengan la resistencia necesaria para encontrar soluciones para los problemas. “Todos se sienten más confiados y delante de las situaciones que exigen mayores recursos, todos logran pensar con cautela y encontrar cual es el mejor camino para seguir”, dice. Cecilia comenta que en los momentos de tensión lo ideal es respirar profundo, sacar el problema del foco principal y pensar una vez más, no dejar salir todo lo que viene a la mente sin antes analizar cada punto.