Toda madre desea ser la mejor persona del mundo para su hijo. Sin embargo, no siempre la relación entre ellos es un “mar de rosas”. A veces los conflictos e imprevistos aparecen para desordenar la convivencia. Las madres muy impulsivas pueden provocar o acentuar un comportamiento agresivo dentro de su casa, y hay ocasiones donde ese comportamiento puede predominar.
Un estudio realizado por cuatro universidades norteamericanas (New York University, Princeton, Columbia y Penn State), también publicado por la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, señaló que en época de crisis económica, las madres más estresadas cometen más agresiones físicas y verbales.
La impulsividad compone una actitud repentina que no da lugar a la reflexión y la templanza. A partir de esa realidad, los gritos, cachetadas y golpizas surgen con más frecuencia, principalmente, si hubiera algún factor agravante como, por ejemplo, la pérdida inesperada de empleo. La mujer no ve planes para el futuro, tiene las cuentas por pagar y pasa más tiempo en su casa con los quehaceres.
Pero el descontrol emocional puede influenciar directamente y perturbar el desarrollo de un niño, al igual que a toda la relación familiar.
La agresión no educa
Alertar y corregir a un niño cuando comete un error, es una práctica natural y muy importante de los padres, para generar el poder de discernimiento en su interior; algo que en el futuro le ayudará a tomar decisiones en la vida. Por otro lado, castigar con violencia o agredir a su hijo, no lo educa. La agresión proveniente de alguien que representa el puerto seguro y su referencia de vida puede generar una sensación de incomprensión e indignación dentro de cualquier niño.
Responsabilidad con la vida
Durante la vida, estamos expuestos a muchos momentos de dificultad, sea en las relaciones, en la salud, en la carrera o en la cuestión financiera. Aún así, cuando estamos fortalecidos espiritualmente, no nos estresamos ni actuamos impulsivamente, evitando así, lastimar a aquellos que nos aman.
La convicción de que pasaremos por encima de cualquier adversidad está vinculada a cómo vamos a enfrentar esos contratiempos de la vida, a cómo tomaremos el control de la situación y cómo nos posicionaremos frente a eso.
Aprenda a sacar provecho de las oportunidades que la vida presenta. Esté más tiempo junto a su hijo. Ayúdelo con la tarea en casa y a elegir la ropa. Escuche las experiencias que le cuenta de la escuela y también léale cuentos. Aprenda a ser madre, en cada momento.
“Pídale a Dios que la ayude. No necesita ser una religiosa para tener Su dirección en su vida. Dios es el mejor padre que existe y usted puede aprender, realmente, muy buenas lecciones con Él. ¡Yo aprendí!” – Fragmento del libro “Mejor que Comprar Zapatos”, de Cristiane Cardoso.