Autor: Programador

Para costear sus vicios ella vendía su ropa, sus zapatillas, le robaba a sus padres y llegó a cobrar por sexo en un ambiente de mucho poder adquisitivo.

¿Quién tiene placer de ser odiado? Nadie, creo. Sin embargo, el Señor garantiza que ese sentimiento acompañará a Sus seguidores por todo el mundo. Y, si…

Los IntelliMen aprendieron que sus vidas dependen de lo que ofrecen a Dios, todos los días