Así como la fe carga autoridad de Dios para librar a los que creen, la duda también carga en sí autoridad del mal para esclavizar a los que no creen.
Por eso, solo hay plenitud de vida cuando hay ejercicio de la fe.
Fe sobrenatural.
La vida vivida sobre la base de la fe impide cualquier problema espiritual.
Insomnio, miedo, nerviosismo, depresión, adicciones, angustia, dolores de cabeza constantes, deseos de suicidio, complejos, fracasos sentimentales e inseguridad, son síntomas de la acción de espíritus.
Espíritus de la duda.
¿Cuántas buenos negocios se han desperdiciado debido a incertidumbres?
¿Cuántos matrimonios han sido destruidos debido a sospechas de la nada?
¿Cuántas tragedias ocurren debido a dudas en las decisiones?
Solo la fe practicada neutraliza la acción mortal de las dudas de lo cotidiano.
Nada que ver con religión practicada.
La fe es la autoridad de Dios para ser usada contra cualquier acción del mal.
En la fe no hay incertidumbres, miedos, traumas o debilidades.
Al contrario, existe la certeza absoluta de dónde se quiere llegar.
Pero…
Quien vive en la duda espera por la suerte.
Y mientras no llega, es la mala suerte la que ocupa su lugar.
La suerte y la mala suerte nacen de la misma fuente, la vida pasa y no hay un futuro prometedor para sus víctimas.
La duda es la mujer del mal, la madre de los fracasados.
Es la fe negativa.
Su objetivo es esparcir terror, destrucción y muerte.
Por otro lado, la fe transforma el presente y proyecta el futuro.
Es la autoridad Divina para vencer al mal.
Pero tenemos que ejercitarla.