La diabetes tipo 1 resulta de un ataque del propio sistema inmune contra las células del páncreas que se ocupan de secretar insulina. Al quedar dañadas y no producir la sustancia que ayuda a la absorción del azúcar, la glucosa no puede ser absorbida en otras partes del cuerpo y comienza a acumularse en la sangre, provocando problemas en el corazón, los riñones, la vista, los nervios, las encías y los dientes. En la actualidad, el tratamiento consiste en suplir la insulina faltante con inyecciones, pero los médicos han buscado la forma de que el propio cuerpo reemplace a las células enfermas.
Un grupo de investigadores del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano de Buenos Aires y del Conicet lograron que células tomadas de la piel de cuatro pacientes con diabetes del tipo 1 se transformen en células semejantes a las del páncreas, en forma y funcionamiento, abriendo la puerta a la posibilidad de que se puedan producir “autotransplantes” de células.
Esta técnica permitirá, en unos cinco años, suplir la falta de producción de insulina de manera inocua y mínimamente invasiva.
“La determinación es el secreto para curarse”
Existe una predisposición genética a padecer diabetes, sin embargo, la fe hace posible lo imposible permitiendo que haya cura para este flagelo. Lidia Ester Luna era diabética, su madre también había tenido la misma enfermedad pero hallaron la sanidad en la Universal.
“Tenía la misma enfermedad que mi madre, llegamos a la iglesia después de escuchar un testimonio de sanidad. Hacía todos los estudios y el tratamiento mientras venía a las reuniones. Yo había determinado que estaba sana y los médicos consideraban que estaba loca, pero sucedió como determiné, hace siete años que fui libre de la diabetes, ahora no tengo nada; porque también tenía osteoporosis y reuma deformante”, cuenta Lidia.
Martes de sanidad, a las 20hs, en Av. Corrientes 4070 – Almagro
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