Cuando Moisés levantó la vara, el viento comenzó a soplar y dividió las aguas del Mar Rojo.
Israel atravesó ese Mar a pie seco.
Pero, al bajar la vara, las aguas volvieron al lugar y ahogaron al ejército egipcio (Éxodo 14:26-28). Eso definió el libramiento de Israel de la esclavitud egipcia.
En la travesía del Río Jordán, no fueron los brazos de la fe de Josué los que operaron el milagro, sino sus pies obedientes juntamente con los de Israel. En esa travesía, Israel tomó posesión de la Tierra Prometida.
Significa que no basta con que el cristiano sea libre de la esclavitud del pecado.
Es necesario dejar el desierto de la miseria y avanzar en la posesión de su Tierra Prometida.
Es necesario dar pasos de fe en cualquier conquista.
La Tierra Prometida se refiere a todas las promesas hechas por el SEÑOR en Su Palabra, sobre todo la posesión de la Vida Eterna.
Los pasos de la fe exigen sacrificios;
Sacrificios de la obediencia a la Palabra de Dios.
Los pasos de la fe exigen que se mojen los pies para avanzar;
Los pasos de la fe exigen sacrificios.
El cumplimiento de las profecías depende del coraje en la obediencia a la Palabra de Dios.