Antes de conocer a Jesús, Anabella era una joven depresiva. Tenía pensamientos suicidas. Intentaba ser feliz con sus amigos, pero le resultaba inútil. La tristeza en su interior permaneció durante mucho tiempo, sufría insomnio y tenía pesadillas. La relación con su familia estaba destruida.
Anabella se sentía inferior e incapaz. Fingía delante de los demás que todo estaba bien, pero, en su interior, estaba triste. Cuando llegó a la Universal, aprendió que necesitaba el Espíritu Santo para ser feliz. Durante un Ayuno de Daniel, decidió tomar actitudes para agradar a Dios, y fue así como recibió la presencia del Altísimo. Anabella nunca más fue la misma. Hoy tiene paz y la certeza de que Dios está con ella.
Para saber cómo participar del Ayuno de Daniel, ingrese aquí. Acérquese al Templo de la Fe, ubicado en Av. Corrientes 4070, Almagro; o a la Universal más cercana a su domicilio.