“si mi pueblo, sobre el cual se invoca mi nombre, se humilla y ora, y busca mi rostro, y se aparta de sus malos caminos, yo lo escucharé desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.” 2 Crónicas 7.14
Para usar las armas de Dios, como Su Palabra, el Nombre de Jesús y el Espíritu Santo, el ser humano necesita examinarse, humillarse y convertirse de sus malos caminos. Así, él obtendrá respuestas a sus súplicas.