Belén: “Los momentos en los que más sola me sentí fueron en mi infancia y en mi adolescencia, por eso me aislé. Había muchos problemas en mi casa, eso generaba en mí una enorme tristeza, crecí así.
Tuve problemas espirituales: escuchaba voces, sentía que me tocaban, que me llamaban, pero no había nadie. Me desesperé tanto que quise suicidarme, me la pasaba pensando en eso.
Cuando conocí la Universal, enseguida noté un cambio. Comencé a tener paz, yo sabía que allí había algo especial que me podía llenar. Con el tiempo, fui perdonando, me bauticé en las aguas, me liberé de todo lo malo, pero me faltaba algo más: mi salvación. Cuando el Pastor hablaba del Espíritu Santo yo quería tenerlo en mí. En esa época empezó el Ayuno de Daniel y no lo dudé, empecé a hacerlo porque necesitaba Su presencia para poder superar los problemas que se me presentaran.
Durante ese periodo dejé la información secular, las series y la música para desintoxicarme de todo lo que no me ayudaba a fortalecer mi relación con Dios. Fue difícil, pero prioricé al Espíritu Santo. Cuando recibí Su presencia en mí tuve la certeza de que pase lo que pase, iba a permanecer. En todos los Ayunos aprendo algo distinto, me ayuda en cada aspecto de mi vida, todos son diferentes”.
Participe del Ayuno de Daniel, para que el Espíritu Santo venga a reposar sobre su vida y hacer de usted Su morada.
Del 6 de agosto al 26 de agosto.