Comenzamos el mes de mayo y llegaron las bajas temperaturas, siendo de vital importancia el contar con una calefacción que nos permita pasar de buena forma el invierno. Sin embargo, debemos tener en cuenta que existen muchos tipos de calefacción, algunos de los cuales son perjudiciales a la salud si no se los utiliza de manera adecuada.
A continuación detallaré algunos sistemas con recomendaciones y ventajas.
• Sistema de calefacción tradicional (estufas, radiadores…): ponen en circulación aire caliente, arrastrando con él las partículas de polvo que contienen alérgenos. Además producen gases y otras sustancias que pueden ser desencadenantes de alergias. En estos casos, es importante mantener los ambientes bien ventilados y pasar la aspiradora con regularidad. Asimismo, es conveniente revisar y limpiar los artefactos, sobre todo el tiraje para evitar la formación de polvo, moho y bacterias.
• Sistema de calefacción eléctrica (aires acondicionados, caloventores…): si bien son confiables y permiten mantener una temperatura constante, al igual que los sistemas tradicionales, distribuyen junto con el aire caliente, el polvo y los ácaros presentes en los ambientes. Pero se diferencian de los anteriores porque no producen ni olores ni gases nocivos. En este caso, puede mantener un ambiente saludable con una buena limpieza del sector a calefaccionar. Por otra parte, el aire acondicionado puede ser una buena opción para limpiar, recircular y deshumedecer el aire en la casa. Algunos equipos poseen filtros antialérgicos y sistemas de autolimpieza que ayudan a mejorar la calidad del aire en ambientes cerrados. Sin embargo, es fundamental la limpieza de los filtros y el mantenimiento regular del artefacto.
• Sistema de calefacción por calor radiante: calientan el aire directamente, de modo que no levantan polvo. Además, la climatización bajo el suelo permite una distribución homogénea del calor y hace más agradables las superficies duras. Este tipo de sistema es una muy buena opción para combatir posibles reacciones alérgicas, ya que reduce la proliferación de ácaros, no produce condensaciones por exceso de humedad ni afecta las vías respiratorias porque no consume oxígeno.
En invierno, es muy común que debido a las bajas temperaturas, evitemos abrir puertas y ventanas, lo cual constituye un grave error que puede generar alergia, asma y asfixia por falta de oxígeno.
Para mantener un ambiente saludable es importante una ventilación adecuada, más aún en sistemas donde la combustión se realiza directamente en el ambiente a acondicionar, como lo son los hogares a leña o las salamandras. Esto implica eliminar el aire viciado del interior y sustituirlo por otro menos contaminado procedente del exterior.
[related_posts limit=”17″]