“¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, a pesar de que ellos no son dioses? Sin embargo, Mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha. ¡Espántense, oh cielos, y horrorícense por esto! Tiemblen en gran manera, dice el SEÑOR. Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí, que Soy fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua”. Jeremías 2:11-13
Vea lo que Dios dice. “¿Acaso alguien ha cambiado a sus dioses, a pesar de que ellos no son dioses? Pero Mi pueblo ha cambiado por lo que no sirve”.
Las personas no suelen cambiar de equipo de fútbol, de plato favorito, de gusto musical, de estilo de ropa. Muchos dicen: “¡Yo nací siendo de este equipo y voy a morir siendo de este equipo!” Una vez que abrazan el gusto por eso, no lo sueltan más.
Pero cuán fácilmente muchos cambian a Dios por algo o por alguien. Cambiar de altar ha sido el gran tropiezo de muchos. Es triste eso, la persona abandona la fe, deja de congregarse, hace como Judas, que cambió a Jesús por 30 monedas.
Dejan el Altar de Dios, el Altar de la fe, el Altar de la vida, el Altar que representa a Dios, por otros altares de otros dioses que no son dioses, por el altar de sus deseos, de las propuestas diabólicas.
Así como en los días de Elías el pueblo cambió al Señor por Baal, hoy en día muchos han cambiado a Dios por religión, dinero, pasiones por personas o cosas, por el pecado, por poner a los conocimientos humanos por encima de la Palabra de Dios, etc.
Quien abandona al Altar de Dios por cualquiera, será abandonado por Él cuando más lo necesite. Estamos en la actualidad como en la época del profeta Elías, el profeta tenía una lucha tremenda, porque el pueblo de Israel dejaba al Altar de Dios por el altar de Baal. Estaban divididos entre dos pensamientos, ¡y Elías les decía que era necesario que tomaran una decisión!
Elías les dijo: “Solo yo he quedado como profeta del SEÑOR…”, y los retó a que clamaran todos ellos a Baal mientras que él, solo, clamaría a Dios. “… y el Dios que responda por fuego, ese es Dios”. Ellos estuvieron de acuerdo e hicieron un altar y clamaron, pero no hubo respuesta, lo que era normal, porque Baal no era Dios.
Enseguida, el profeta clamó a Dios ¡y Él no tardó ni 1 minuto en responder con fuego!
El Altar correcto es el Altar de Dios, el del Altísimo. A veces las personas dejan a Dios por una novia, por un chico, por religión y no entienden que Dios no es una religión, Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Las personas están cambiando a Dios por cualquier cosa, están cambiando al Altar de Dios por el altar de Baal. Dejan la fe por la duda. Olvidan que Él dijo: “… Yo honraré a los que Me honran, y los que Me menosprecian serán tenidos en poco” (1 Samuel 2:30).
¿Es usted de esas personas que cambian de Altar? Elías era un hombre muy indignado y decía las cosas como eran. Elías sabía Quién era el Único Dios, por eso no le tenía miedo a nada. El Altar de Dios es el Altar de la fe, y uno no puede estar dividido entre dos pensamientos como estaba el pueblo de Israel.
Si usted quiere tener paz y ser una persona exitosa, tiene que estar en el Altar del Dios Verdadero. Tiene que decirle a Él: “Yo quiero vivir dirigido por el Dios Verdadero, ¡toma mi vida Señor”. Entonces, el fuego descenderá y entrará en su vida y usted pasará a ser un altar ambulante. Donde usted vaya Dios estará con usted y no habrá crisis que lo alcance. Tendrá a Dios como Aliado y todo le saldrá bien.
¡No necesitamos otro Altar porque Dios responde a todo lo que necesitamos!
Cuando usted deja de estar entre dos pensamientos y se entrega al Altar de Dios, el fuego cae y el Espíritu Santo desciende para llenar su vida.
Piense en eso.
Dios le bendiga.