Lidia: «Hace dos semanas yo quería abrir mi emprendimiento de ropas y hoy ya tengo las máquinas. Dios me dio todo nuevo. En medio de una época de inflación, compré todo al contado, pagué medio millón de pesos. Además, ya tengo clientes que me empezaron a llamar. Todo sucedió porque creí que con Dios lo imposible podía ser posible».
«Tengo una sobrina de un mes que estaba internada debido a una infección. Tenía una neumonía que se inició con una bronquiolitis y fiebre. Entonces, asistí a la reunión de los Casos Imposibles. El domingo le sacaron el respirador, el lunes le quitaron la bigotera de oxígeno y el miércoles ya estuvo en su casa, totalmente curada».
«Comencé a participar los sábados de las reuniones de los Casos Imposibles porque a mi sobrina le habían diagnosticado cáncer de mama. Le supuraba y estaba muy mal. Sin embargo, después de participar y pedir por ella, los médicos le hicieron otro examen y salió negativo. Está sana, gracias a Dios».