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¿Quién estaría dispuesto a sacrificar la familia e incluso la propia vida para seguir y servir al Señor Jesús?

La vida, en toda su plenitud, solo depende de una sociedad con Dios. Así fue con Abraham…

Todo en la vida sigue la ley de causa y efecto, acción y reacción, dar y recibir…

Cuando fracasamos o somos derrotados en nuestras luchas, la vergüenza es de Dios…