Participar o ser víctima de chismerío en el ambiente corporativo perjudica la reputación de cualquier profesional
Mucha gente tiene el hábito de esparcir rumores sobre otras personas. Este comportamiento puede ser nocivo, principalmente si fuese adoptado en el ambiente de trabajo.
Una encuesta realizada a más de 15 mil profesionales en todo el mundo, por la Consultora Universa, divulgo que tres de cada cinco trabajadores consideran a los chismes el aspecto más perjudicial en una empresa, mientras que el 8% de los entrevistados se quejan abiertamente sobre esa costumbre.
El estudio afirmó que los rumores maliciosos son uno de los factores que provocan más desmotivación en el ambiente corporativo, superando a los ítems de salario bajo y falta de reconocimiento.
A pesar de incomodar a la mayoría de las personas, el chismerío ha sido un hábito común tanto para hombres como para mujeres. Según el estudio, los principales rumores diseminados en el mundo corporativo tienen que ver con los errores y la incompetencia de algún empleado, además de cuestiones personales, como el fracaso conyugal y la apariencia física.
Generalmente, el chisme comienza a partir de los mínimos errores cometidos por la víctima o es originada por las mentiras hechas por los formadores de opinión dentro del escritorio.
Una vez que el comentario fue hecho, la conversación crece como una bola de nieve, que va aumentando de tamaño con la información maliciosa y mentirosa que se agrega.
Ante eso, de un momento para el otro, la imagen de un profesional puedes ser seriamente comprometida y afectada por los chismes provocados por sus colegas, siendo incluso un motivo de renuncia.
Confrontar de manera diplomática
Según la opinión de los especialistas de la Universidad, la mejor manera de lidiar con el problema y confrontarlo de manera diplomática, es enfrentando personalmente al agresor que inició el chismerío.
Ellos también orientan que la víctima no busque la atención de todo el equipo con quien trabaja, pero se focalice en el principal responsable del chisme.
Aún más las investigaciones comprobaron que solo el 34% de los entrevistados están dispuestos a enfrentar el problema de esa manera en caso de que fuera necesario.