“El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua.” (Proverbios 20:19)
Estas personas están en cualquier lugar. Donde hay personas, hay chismosos.
Muchos ya hicieron de eso un hábito. Hablan inconsecuentemente, sin pensar.
El consejo del Espíritu de Dios es claro: “no te entremetas, pues, con el suelto de lengua”. Mantenga distancia. Así como le habla de otro a usted, mañana le hablará de usted a otro.
Y tal vez no sea por mal. Muchos creen en aquello que proclaman, sea verdad o no. Repiten tantas veces la misma historia que, para ellos, se vuelve una verdad absoluta. Distribuyen informaciones por ahí como si fueran un periódico diario.
No importa si lo hacen por bien o por mal. Tales personas no son confiables.
Mantenga la pureza de sus ojos, la pureza de su fe. La pureza que le garantiza la conexión directa con el Espíritu de Dios. Elija las informaciones que llegan hasta usted.
Elija las conversaciones de las que formará parte. No ayude al chismoso a pecar.
Los de la fe no juzgan según la apariencia, no son receptivos a informaciones inútiles, no le dan atención a lo que ven u oyen. Al contrario, mantienen el enfoque en agradar a Dios y hacer Su voluntad. No se preocupan por tonterías y pequeñeces. No les interesa sin van a ser vistos como aburridos o antisociales por no participar en las conversaciones de chismosos. Preservan su fe.
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Mantenga distancia del chismoso. Así como le habla de otro a usted, mañana le hablará de usted a otro.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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