1º Paso. Entienda que la adicción del familiar no se produce por falta de carácter, un desvío de la conducta o una cuestión de comportamiento, sino porque un espíritu domina su mente. Sabiendo eso, sepa que la batalla es estrictamente espiritual.
2º Paso. No espere que el adicto pida ayuda para comenzar a actuar, incluso porque la mayoría de las veces, él rechaza la ayuda o niega su condición de adicto, lo que deja a la familia imposibilitada de actuar, porque todos los tratamientos exigen que el adicto esté presente.
El Tratamiento para la Cura de los Vicios es el único en el que la familia puede buscar la cura sin la presencia del adicto.
3º Paso. No se deje influenciar por las palabras del adicto, como “no quiero ayuda”. Esas palabras, por más convincentes que suenen, están influenciadas por el espíritu del vicio con el objetivo de desmoralizar a la familia. Lo mejor es esperar el momento correcto para convencerlo a venir al tratamiento. Eso sucede cuando comienza a percibir sus pérdidas y daños. Lo que sí puede hacer la familia es ayudarlo a percibir eso.
4º Paso. A diferencia de lo que muchos hacen, el familiar adicto debe ser tratado con amor y comprensión. No lo acuse ni lo condene por lo que hace. Por más difícil que sea, es la única forma de mantenerlo unido a la familia, pues cuando se hace lo contrario, se lo aleja y se crea una barrera, impulsándolo a buscar refugio en otros adictos, que también enfrentan la misma situación familiar.
5º Paso. No se conforme con la idea difundida por los tratamientos que dice que los vicios no tienen cura y que tendrá que convivir con el familiar viciado por el resto de su vida. ¡Eso no es cierto, el Tratamiento para la Cura de los Vicios ha probado que los vicios tienen cura! Lo que la familia debe hacer es venir al tratamiento, creer, perseverar y poner en práctica. De esa forma tendrá de regreso a su familiar transformado.
Los vicios tienen cura, y él lo demuestra
Pablo: “Tenía vicios de cocaína y alcohol, consumía pastillas también. Mi adicción me produjo mucho mal carácter, odio, era una mala persona, rencorosa, violenta. Peleaba mucho en mi casa con mi mamá y mis hermanos. Llegaba drogado a casa, me iba a dormir y cuando me levantaba me peleaba con todo el mundo.
Por los vicios llegué a robar muchas veces. Aunque tenía trabajo todo el dinero se iba en vicios. Cobraba y lo gastaba, robaba y también lo gastaba.
Gracias a Dios conocí el Tratamiento de la Cura de los Vicios. Hoy soy una persona completamente diferente, tengo paz, tranquilidad, a veces me sorprendo de mí mismo. Mi familia está reconstruida. Los vicios murieron, hace 10 meses que no consumo nada”.
Si usted sufre por un vicio o tiene un familiar que no logra salir de una adicción, participe este domingo a las 15h en Av. Corrientes 4070, Almagro, y descubra que los vicios tienen cura.
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