“Escuchadme, vosotros que conocéis la justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis el oprobio del hombre, ni os desalentéis a causa de sus ultrajes.” (Isaias 51.7)
Los hijos de Dios tienen su confianza en la Palabra de Dios y, por tanto, no temen las amenazas y los malos ojos de sus enemigos.
¿Cómo usted confia en la práctica?
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