El pasado miércoles 31 de diciembre a las 22, el obispo Djalma comenzó la última reunión del 2014, la Vigilia de Año Nuevo, en el Templo de la Fe, ubicado en el barrio porteño de Almagro.
Hasta allí se dirigieron personas de diferentes puntos de la Ciudad de Buenos Aires para comenzar el 2015 de la mejor forma, en la presencia de Dios.
Durante la noche, se emitió el mensaje que el obispo Macedo había dado unas horas antes en la Vigilia de Año Nuevo que realizó en Portugal, donde habló sobre la fe inteligente y la obediencia:
“La fe que tenemos es una fe inteligente, que no se basa en sentimientos. Es una fe práctica, racional, porque nos conduce a la obediencia. La fe religiosa no tiene nada que ver
con esto, porque es una fe emotiva.
La fe que es rehén del sentimiento es volátil, va y viene y no trae ningún beneficio, no funciona, porque Dios no trabaja con ese tipo de fe, es más, la odia, porque es una fe que no obedece, no paga el precio para seguir a Jesús, no tiene compromiso.
La fe que agrada a Dios es la fe obediente, la que asume un compromiso.
Digamos que usted cree en Jesús, tiene toda su fe en Él, pero si no es capaz de perdonar, toda su fe no vale de nada. Se irá al infierno con fe y todo porque no es una fe comprometida con la verdad.
No importa el tamaño ni el grado de su pecado, ni el compromiso que, hasta ahora, usted ha tenido con el mal. Si usted es sincero, Jesús le perdona.
Y así como Él le perdona, usted tiene la obligación de perdonar a los demás.
La vida de una persona depende de su fe y la fe depende de su buena conciencia. Nadie es perfecto, pero cuando estamos viviendo en comunión con Dios sabemos que en Jesús encontramos siempre el perdón de nuestros pecados.
Analice su vida, su interior, sepa que usted no es apenas un cuerpo. Tenemos espíritu y alma. Jesús vino para salvar esa alma que está corrompida por el pecado y hacer de usted una nueva criatura. Si usted confiesa ese pecado lo abandona, dentro de usted habrá una nueva vida, que fue lavada y purificada por la sangre de la Cruz.
Una vez que esté limpio interiormente, su exterior florecerá”.
A continuación, el obispo Djalma invitó a quienes desearon empezar el año sin tener pecados sin confesar a acercarse al Altar para cancelar todas sus deudas con Dios. La Biblia dice que ‘El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; mas el que endurece su corazón caerá en el mal.’, (Proverbios 28:13, 14). Esa prosperidad es la nueva vida, y para alcanzarla, usted debe arrepentirse de sus errores. El Altar está listo para recibir a quienes desean empezar el año limpios, con una nueva vida”.
Finalmente, a la medianoche, todos participaron de la Santa Cena y empezaron el año en la Presencia de Dios, con la certeza de que, esta vez, lo habían hecho con una nueva vida.