¿Quién no conoce a ese hombre que reúne todas las condiciones para ser el jefe de la empresa y que tiene experiencia comprobada en su currículum? Incluso, habla otro idioma, tiene un posgrado y su trabajo es su carta de presentación. También es verdad que él recibe muchas exigencias todo el tiempo. Esa presión para resolver todo actúa en su contra y le genera pensamientos negativos. La consecuencia más común es que él se desvíe de su verdadera identidad y se sienta incapaz de enfrentar las situaciones más difíciles.
En esos momentos, pierde promociones o deja de cerrar contratos porque dudó de seguir adelante. Estos son algunos ejemplos simples de autosabotaje, una acción negativa que nos infligimos a nosotros mismos. Pero esto no sucede solamente en el ámbito profesional, suele ocurrir en diferentes situaciones de la vida cotidiana, incluso en la relación entre el hombre y la mujer y, a pesar de ser una actitud dañina, es más común de lo que se piensa.
Muchas veces, el autosabotaje aparece disfrazado de pereza y le da al hombre una imagen de descuidado. ¿Quién ya no escuchó hablar de ese hombre que deja para mañana lo que podría haber hecho ayer? Parece un juego, pero no lo es. El tema es serio. Subestimar esto es casi una invitación practicarlo y es muy probable que la mayoría de los hombres ya se haya saboteado: estableció una meta o una intención clara, pero, al momento siguiente, permitió que las emociones negativas lo paralizaran.
Las formas más comunes del autosabotaje pueden observarse cuando el hombre se compara o mide su éxito con el de los demás.
Es frecuente que crea que todas las personas están en su contra y siempre vea los peores escenarios cuando intenta pensar con perspectiva. Al recibir exigencias todo el tiempo, se siente presionado para resolver todo. Por eso, antes de entrar en paranoia, es importante rever todo lo que se exige e identificar hasta qué punto es posible resolverlo o estar de acuerdo con determinadas situaciones.
Todos necesitan ayuda, aunque tengan mucha capacidad. El primer paso, y que puede servir como antídoto contra el autosabotaje, es conocerse. De esta manera, usted logrará saber cuáles son sus límites y sus patrones de comportamiento. Son estos los que influyen directamente en sus actitudes y en sus decisiones desde niño.
El que hace este análisis luego se da cuenta de que los patrones negativos son los motivos principales del autosabotaje. Por eso, es necesario dedicarse un tiempo para identificarlos. Eso permitirá que usted los modifique y será un paso más para anular ese comportamiento.
Recuerde que nadie puede decirle a usted que no tiene la capacidad de realizar algo, aunque, muchas veces, le falten fuerzas para seguir. Un cristiano inteligente sabe dónde y cómo encontrarlas y también mantenerlas. Él entiende que necesita estar junto a Dios y que con Él podrá realizar lo imposible. Bajo la tutela del Espíritu Santo, usted no pierde el enfoque, siempre se mantiene inspirado y renovado para enfrentar las adversidades.