Seguramente usted ya se preguntó cuál es la actitud a tomar para alcanzar el éxito. Los especialistas afirman que el emprendedor debe ser líder, aunque el tamaño de las recompensas está asociado al grado de riesgo que el empresario esté dispuesto a correr.
Para vencer económicamente no se necesita suerte, sino visión: “Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo del Señor, que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?”, (Isaías 42:18-20).
Dios le dijo a Abraham que saliera de su tienda y contara las estrellas, si podía. Es decir, “Si quieres que te dé cosas grandes, tendrás que ampliar tu visión, porque no puedo hacer nada si no la tienes”.
Muchos no logran prosperar porque piensan pequeño. Nunca tendrán nada de lo que proyectan. Quien tiene visión vive el presente y está atento a todo, a las deficiencias del mercado, a los faltantes. Cuando hay visión, se tiene la mente abierta y eso es lo que hace la diferencia, es lo que provoca que el empresario se destaque del resto.
A la visión hay que sumarle la fe, que se expresa a través de los votos. Cuando usted hace un voto osado, es usted mismo quien se bendice. Las promesas de Dios son magníficas e inmensas, pero solamente tomamos posesión de ellas cuando tenemos esa visión.
Superó las dificultades que tenía y conquistó mucho más
Gastón venció las trabas que había para habilitar su estacionamiento. Era prácticamente imposible lograrlo, pero Dios abrió las puertas. “La situación estaba complicada, era imposible que me habilitaran el lugar. Llamé a gente, moví contactos, hice de todo hasta que uno me dijo que no era un problema de dinero. Que no me lo iban a habilitar porque el estacionamiento está ubicado en una zona histórica y unas cuantas cosas más.
El establecimiento está en la zona de Puerto Madero, es un estacionamiento de 2.100 m2 en una sola planta que ya quedó chico. Estaba vacío, clausurado, por eso tenía un montón de causas en la Justicia. Ya las postergué y pagué las deudas. Estaba muy mal y las puertas se abrieron. Ahora vamos por más, ya estoy buscando presupuesto para hacer un segundo nivel. Las trabas fueron quitadas cuando me puse en la dependencia de Dios. Perseveré, luché y fui fiel, y Él me abrió las puertas”.
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