La autoestima es el gran problema que las mujeres hemos tenido. Porque si una mujer no se valora es difícil que otros la valoren. La mujer sufre mucho porque intenta dar la imagen de que es independiente, que es valorada, pero la verdad es que en esta época es en la que ha sufrido más. Nosotras nos dimos cuenta que al mismo tiempo que la mujer habla de que está realizada y feliz, su sufriento comienza a edades más tempranas.
En el tema de la autoestima hay dos tipos de mujeres, las que tienen la autoestima muy elevado y otras que tienen muchas cualidades, pero no ve nada bueno en sí misma.
Hay personas que se apoyan en cosas del mundo, hacen planes y no cambia nada. La autoestima no se eleva cuando se compra ropa nueva, ni cuando se baja 10 kilos.
La autoestima es un regalo de Dios, el Señor mira su alma, pero la mujer vive apoyada en sus instintos y por eso sufre. Yo soy mujer y sé lo que pasa en la cabeza de una mujer.
La cantidad de mujeres que sufren anorexia y bulimia son el resultado de la baja autoestima. Cuando yo llegué a la iglesia no esperaba nada, no tenía esperanza, no creía en nadie, pero recibí el amor de Jesús. Cuando me liberé, entendí el sacrificio que Él hizo por mí, sufrió para que no sufriera.
Dios nos hizo a Su imagen y semejanza. Las personas más inteligentes buscan saber cuál es el alma y no logran entender, porque Él nos hizo a Su imagen. Aun así, hay personas que se dicen feas, ignorantes y ellas son la imagen de Dios. Nosotras somos como Él, no tenemos idea de lo magnificas que nos hizo, pero de igual manera hay mujeres que no se valoran a sí mismas. El diablo quiere que piense que debe humillarse y que nunca podrá lograr nada porque nació para sufrir. Eso no es cierto porque Él nos hizo a Su imagen. Él nos enseña a no conformarnos, que no pensemos que no somos nada:
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”, (Romanos 12:2).
Hay palabras que nos dejan marcados para toda la vida, pero si uno tiene a Jesús como su Señor sabe que fue hecho a la semejanza de Dios y no va a dejar entrar las palabras que le hace mal.
La autoestima viene de lo alto y si la persona se apoya en Jesús, no importan las circunstancias. Usted debe leer la Biblia para conocer sus derechos. Entonces, aunque vengan palabras de desaliento, solo escuchará las palabras de vida.
En la iglesia entendí que no era una más, que era hija del Dios Altísimo, que tenía derechos y decidí obedecerlo, pero también disfrutar de mi situación. Entendí que el diablo no iba a humillarme más y que ya nadie iba a poder decirme que no podía, porque Él estaba conmigo.
Muchas mujeres reciben una palabra de derrota y se desesperan. Es porque no saben que Dios está con ella. Él le va a dar la solución si ella obedece. Cuando uno entiende que el Señor hizo todo por nosotras, todo cambia, porque Él es el Único que nos ama realmente.
“Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien”. (Salmos 139:14)
Él nos hizo de forma maravillosa, usted tiene que entender el valor que tiene. Valórese, usted no es cualquier persona. Dele acceso a Jesús para que Él le muestre el valor que tiene, para Él y para los demás. Entérese cuánto vale y haga todo para Su gloria. No va a necesitar evangelizar a nadie, su vida va a mostrar quien es. No se trata de magia, sino de obediencia, porque Él promete una vida de hija de Dios, sin hipocresía.
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