Cuando nos referimos a ser solícita, hablamos de la cualidad de estar siempre lista para ayudar a otras personas. Después de pensar un poco sobre el tema, separé algunos ejemplos para poner en práctica:
*Ser solícita en la oración para tener comunión con Dios nos lleva a orar por las personas, aún sin saber el motivo por el cual necesitan que oremos.
*Ser solícita en casa para servir siempre a nuestra familia con una sonrisa.
*Ser solícita en la iglesia, aún sin ser llamadas, es estar listas para ayudar siempre.
*Ser solícita con nuestros hijos es ayudarlos en lo que sea necesario, apoyándolos.
En fin, las situaciones en las que podemos dedicarnos a ayudar alguien son innumerables. No es necesario que nos imploren un favor, el deseo de ayudar tiene que estar dentro de cada uno de nosotras siempre.
Sé que debemos trabajar esto en nosotras, pero si tenemos ese deseo estaremos dejando que Dios actúe en nuestra vida.
Cuando nos ponemos a disposición de Dios, Él crea momentos y oportunidades para que seamos usadas por Él, y no será un peso, sino un placer.
¡Vamos a perfeccionarnos ayudando a quien lo necesita!
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