Estas son solo algunas de las frases típicas cuando se desata una discusión de pareja: “¡No, te digo que no!”, “¿Porqué no querés?”, “No lo vamos a comprar ahora, vamos a hacer lo siguiente…” ¿Habrá alguna manera de evitar las discusiones? ¿Se puede elegir cuándo discutir? ¿Hay algún secreto para evitar la diferencia de opiniones por cosas mínimas? Renato Cardoso, autor de Matrimonio Blindado, esclarece el panorama y aconseja de manera práctica.
“Muchas parejas no saben elegir los motivos por los que discute, malentendidos y diferencia de opiniones no son necesariamente algo malo para la relación. En las peleas usted conoce a la otra persona y se conoce también. Cuando todo está bien, no están mostrándose como son en realidad. Pero cuando hay una presión se manifiestan valores, principios y maneras de pensar muy arraigadas que usted tiene”, explica Renato Cardoso.
En los momentos de mayor tensión hay que entender qué está sucediendo, porqué el otro insiste en ese mismo punto. Las discusiones revelan muchos aspectos de la otra persona y de uno también. Hay que preguntarse por qué uno se enojó tanto por algo que el otro dijo. Tiene que conocerse. El conocimiento es útil si sabe usarlo para prevenir futuros problemas.
Hay discusiones que vale la pena tener, hay cosas que usted no tolera y cosas insignificantes que solo traen estrés al matrimonio. “Si su pareja le mintió, la persona que miente es capaz de cualquier cosa, ella/él no es digna de confianza. Ese es un motivo para discutir, para que quede claro que usted no acepta la mentira. La traición es otro motivo para dejar en claro que no va a aceptar eso. Esos sos motivos válidos para discutir. Dejar en claro los temas que van a traer el caos a la pareja ayuda a mantener el respeto de los límites que establecieron previamente”, explica el autor.
Ahora, hay cosas pequeñas, como el orden, las decisiones impulsivas, las pequeñas diferencias. Con respecto a eso, deben llegar a un acuerdo, así, disminuye la cantidad de discusiones automáticamente.
Eliminando motivos para discutir
El matrimonio de Cristina Bourré estaba destruido y su economía, en crisis. “La depresión me llevaba a no querer salir de mi casa, incluso mantenía las persianas bajas, eso me hacía no hacer las tareas mínimas en mi hogar. Tampoco atendía a mi esposo y a mis hijos.
Vivíamos discutiendo delante de los chicos, nos culpábamos mutuamente de las dificultades económicas pero ninguno tomaba una actitud. La situación ya no daba para más.
En esos momentos un familiar me invitó a la Universal, aun así tarde varios meses en acercarme a la iglesia. Pero cuando comencé a participar de las reuniones, Dios se manifestó en mi vida. En lo personal vencí a la depresión y aprendí a conocerme. Perseveré y mi matrimonio fue restaurado por completo, compramos la casa y el auto. Valió la pena el esfuerzo”.
Todos los jueves a las 16 y 20 h te esperamos en la Terapia del amor, Av. Corrientes 4070, Almagro.
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