La fe involucra al sacrificio y el sacrificio involucra a la fe. Qué es lo que hace una diferencia entre los que creen plenamente y los que tan solo creen. Dios es Justicia, es Pureza, es Santidad, es Soberano, es Señor, es Su Majestad Suprema y está por encima de todo, de todos. ¿Cómo un miserable pecador, un hombre, una materia tan insignificante es capaz de acercarse a esa Santísima Trinidad? No hay forma. Para que eso suceda la persona tiene que tener la naturaleza celestial.
Si usted lee 1 Corintios 15:45-49, entenderá bien lo que estoy diciendo. “Así también está escrito: El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente. El último Adán, espíritu que da vida.”. Alma viviente es una cosa, espíritu vivificante es otra cosa. El alma viviente le dio origen a la humanidad sentimental, a la humanidad carnal, a la humanidad que conocemos bien. Pero “El último Adán…”, refiriéndose a Jesús, le dio origen a una nueva humanidad, un Nuevo Reino, un Nuevo Pueblo. Un pueblo que iba a ser espíritu vivificante.
“El primer hombre es de la Tierra, terrenal; el segundo hombre es del cielo. Como es el terrenal, así son también los que son terrenales; y como es el celestial, así son también los que son celestiales. Y tal como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”.
Entonces, del primer Adán surgió el hombre terrenal, materialista, egoísta, egocéntrico, pero del último Adán, que es Jesús, surgió el hombre espiritual, de Él surgieron los seres celestiales, los seres espirituales.
Jesús dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”, (Juan 3:6). ¡El que no naciere del Espíritu, no es de Dios! Entonces, todos nosotros nacemos con la naturaleza humana.
Los niños son seres inocentes, pero son terrenales. Su naturaleza es carnal, es humana. Cuando entran en la edad de la razón y pueden discernir el bien y el mal, comienzan a tener que optar o no por el Señor Jesús.
Desde el punto de vista espiritual, el niño crece, se vuelve adulto y tiene acceso a la Palabra de Dios.
Lo más importante que sucede en la Universal es la enseñanza de la Palabra de Dios.
Entonces, cuando el niño recibe o la persona recibe la Palabra de Dios y se entrega y se sujeta a ella el Espíritu Santo viene, envuelve a esa criatura y hace que nazca de nuevo de la misma manera en que Jesús nació del Espíritu. Esta nueva criatura deja de ser terrenal para ser celestial. Esa naturaleza celestial le da acceso al Señor de los Cielos y la Tierra porque tiene la misma naturaleza de Dios.
Supongamos que yo sea una persona que aún no tuvo un encuentro con Dios. Me estoy encaminando, estoy viviendo mi vida día tras día, estoy viviendo con mi naturaleza carnal, terrenal. Yo busco agradarme a mí mismo en primer lugar, satisfacer mis deseos y hacer que mi corazón sea saciado. Entonces, soy egoísta, quiero satisfacer mis deseos, mi carne, mi voluntad, etc. Un día alguien me habla de Jesús, me habla de la Palabra de Dios. Yo aún estoy viviendo en el pecado, pero pienso: “Un momento, realmente, Jesús es el Señor. Yo creo en eso, confío en lo que está escrito”.
Entonces, acepto a Jesús, quiero seguir a Jesús, doy un giro de 180 grados y comienzo en el proceso paulatino de absorber la Palabra de Dios. Luchar en contra de mi carne, luchar en contra de mi voluntad para hacer Su voluntad. Entonces, tengo esa lucha, ese conflicto interno, que muchos de ustedes deben tener. Muchos de ustedes están en ese proceso, en conflicto no saben si hacer la voluntad de Dios o su propia voluntad. ¡Eso es natural!
Hasta que hay un momento en que asumo la posición de seguir a Jesús porque realmente sacrifiqué mi vida.
Ahí el Señor Jesús viene a mi encuentro, en la persona del Espíritu Santo, y me hace nacer de nuevo. Paso a tener una nueva vida, es decir, una nueva naturaleza. La mente funciona de acuerdo a la mente de Dios.
Usted tiene que evaluar su vida en sentido espiritual para servir al Señor con su vida de alguna forma. No es que tenga que estar necesariamente en el Altar, físicamente en el Altar y predicando la Palabra de Dios, sino como un instrumento del Espíritu Santo donde quiera que vaya, delante de sus amigos, conocidos y parientes.
[related_posts limit=”17″]