“Él me mandaba a acostarme boca abajo y a jugar con el trencito eléctrico de mi hermano. Y me atacaba sexualmente. Hablaba conmigo mientras lo hacía, susurrando que yo era una niña buena y que aquello era nuestro secreto.” La declaración de Dylan Farrow, de 28 años, publicada en el diario The New York Times a principios de este mes, impactó al mundo entero, no solo por la descripción de los hechos, sino por la acusación. Dylan es hija adoptiva de la actriz Mia Farrow y del consagrado cineasta Woody Allen, a quien le atribuye la violencia sufrida. Ahora, luego de 20 años, rompió el silencio para revelar lo que la memoria no consiguió borrar.
El caso parece un rodaje de ficción, pero según Dylan, es real. “Esta vez, decidí no desmoronarme”, afirmó en la carta, publicada después de que el padre adoptivo fue nominado una vez más al Oscar. El director colecciona premiaciones y, recientemente, recibió el Globo de Oro por su trayectoria. Allen negó las acusaciones y consideró la carta “falsa e infame”. Dylan declaró, enseguida, que las justificaciones están llenas de distorsiones y mentiras. “Woody Allen tiene un arsenal de abogados y publicitarios, pero lo único que no tiene de su lado es la verdad.”
La polémica trae un tema que aún es poco discutido por la sociedad, a pesar de que sucede con mucha más frecuencia de lo que se imagina: el abuso sexual infantil. En todo el mundo, más de 200 millones de niños ya fueron víctimas de violencia sexual, según el informe de la ONG Plan Internacional. En base a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cerca de 150 millones de niñas y 73 millones de niños ya sufrieron este tipo de violencia.
En Brasil, el abuso sexual infantil es el segundo tipo de agresión más común contra niños de 0 a 9 años, señalan los datos del sistema de Vigilancia de Violencia y Accidentes (VIVA), del Ministerio de la Salud. También es la segunda agresión más cometida contra adolescentes de 10 a 14 años. En la mayoría de los casos, es hecha por padres, familiares, o alguien que convive de forma cercana, como amigos y vecinos.
¿Pedofilia?
El escándalo, que involucra a la hija adoptiva, no es la única polémica en la vida de Woody Allen. En 1992, la actriz Mia Farrow, en ese entonces compañera del director, descubrió que se relacionaba con Soon-Yi Previn, hija adoptada por ella cuando aún vivía con el músico André Previn. En la ocasión, Mia descubrió fotos de Soon-Yi, que tenía 19 años, desnuda en el departamento de Allen. La separación sucedió luego de la confirmación de que Allen y Soon-Yi mantenían una relación. Las acusaciones de abuso sexual contra Dylan surgieron después. El director nunca fue juzgado por las acusaciones.
Hollywood colecciona casos similares. En 1977, el director Roman Polanski violó a la modelo Samantha Geimer, en esa época de 13 años. Él confesó la violación y es considerado fugitivo por la justicia norteamericana, desde 1978, cuando dejó Estados Unidos sin autorización luego de haber sido declarado culpable. El año pasado, Samantha lanzó una autobiografía en la que revela que perdonó al director. “Di vuelta la página.”
El abuso sexual infantil es crimen y no está limitado a clase social, cultura o país. Usted, ciertamente, ya oyó algún relato, sea de personas comunes o de famosos, que no escaparon de ese tipo de agresión. La conductora Oprah Winfrey reveló en su programa de TV, en vivo, que fue víctima de abuso sexual en la infancia. Fue acosada por un primo, un tío y un amigo de la familia desde los 9 a los 13 años.
A pesas de las dificultades, conquistó prestigio profesional y se convirtió en una reconocida activista contra el abuso sexual. Pero no es la única. Quien sufrió ese tipo de abuso sabe cuánto el dolor y las marcas pueden permanecer a lo largo de la vida. La nadadora Joanna Maranhão, hoy con 26 años, reveló en el 2008 que fue abusada por el propio técnico, a los 9 años. La revelación contribuyó para que una ley con el nombre de ella entrara en vigor.
Superación
Alanna Lucila Vaz, de 31 años, aprendió a ser más fuerte luego del sufrimiento vivido. Ella fue abusada por el padrastro desde los 5 a los 12 años. La situación solo llegó a su fin cuando la madre se separó del agresor. Pero el estrago ya estaba hecho y la vida de Alanna estaba dada vuelta de cabeza hacia abajo. Su juventud fue conflictiva. Se volvió consumidora de drogas e incluso traficante. El matrimonio, marcado por agresiones físicas y psicológicas, no duró.
Para librarse de las consecuencias del trauma, fue necesario tener fe para superar los desafíos que, sola, no conseguía solucionar. Logró perdonar a la madre, que no la defendió en los momentos de los abusos cometidos por el padrastro. A partir de entonces, la tristeza que sentía fue transformada en alegría.
Evelyn Higginbotham fue todavía más lejos. Vivía en una familia de apariencia feliz y perfecta. Pero con apenas 3 años de edad fue abusada sexualmente por primera vez. ¿El agresor? El propio padre. “Cuando le conté a mi madre, se enojó conmigo. No me creyó y me dijo que tenía la mente sucia.”
No entendía que el comportamiento del padre era una agresión, pero supo que se trataba de abuso sexual cuando conversó con la hermana y descubrió que ella también había sido acosada. “Comencé a intentar entender el motivo. Pienso que algo sucedió con él en la infancia, no sé. Pero tenía que tener compasión. Fue difícil, pero sabía que tenía que perdonarlo. Sabía que, si me quedaba con rencor en mi corazón, quedaría lastimada por el resto de mi vida.”
El padre de Evelyn tenía Alzheimer en los últimos días de vida. No hablaba ni se movía. Aun así, ella fue hasta a él y, sin juicios y sin acusaciones, le dijo que lo perdonaba. “Tengo que agradecerle a Dios, porque tuve esa oportunidad de hablarle antes de que muriera. De hablarle y perdonarlo y quedarme en paz.”
La postura de Dylan Farrow, hija adoptiva de Allen, no es esa. Al contrario, dejó en claro el deseo de justicia en sus cartas y declaraciones. Evelyn, a su vez, desconsideró cualquier tipo de venganza y buscó la reconciliación. No fue una tarea fácil, pues el trauma jamás será olvidado. Perdonar no es olvidar, sino elegir ser libre de la ira y del rencor. Es el poder de transformar todo el trauma en experiencia y usarla para hacer la diferencia.
“Cada vez que doy consejos, aprendo más y me siento más fuerte”, contó Evelyn en una entrevista al programa The Love School, comandado por los conductores Renato y Cristiane Cardoso. El perdón ayudó a Evelyn a librarse de las consecuencias negativas que el abuso sexual le dejó. Y le dio fuerzas para que pudiera ayudar a otras mujeres que pasaron por la misma situación.
Dylan parece haber sufrido las marcas de la agresión y de la impunidad durante toda la vida. Ver al padre adoptivo pagando por la violencia descripta por ella puede contribuir con la superación del trauma, pero no será suficiente. Aunque una condenación sea hecha, lo que parece improbable, tendrá que buscar fuerzas dentro de sí misma para perdonar. Y también usar la experiencia vivida como motivación para convertirse en más fuerte, como hizo Evelyn. El perdón tiene una importancia fundamental en el momento de superación. Más que eso, es indispensable para que la víctima consiga vivir en paz y libre de malos sentimientos.
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