“Soy obrera hace poco tiempo y estoy pasando por una situación difícil. Necesito una orientación porque no sé qué hacer. Existen situaciones por las cuales nunca pasé, y necesito la orientación de alguien que tenga más experiencia que yo y que ya haya pasado o haya lidiado con determinadas situaciones en la vida espiritual.
Desde diciembre he pasado por muchas luchas. Poco a poco, comencé a dejar que la ansiedad me alcanzara. Sutilmente, sin darme cuenta, después, pasó a la vida sentimental.
Estoy sola desde que llegué a la iglesia y comencé a ver a los demás matrimonios, incluso fui a un casamiento y quedé ansiosa nuevamente. Nunca hice nada mal, ni le di confianza a ningún hombre. No cometí ningún pecado – espero que me entienda – pero la tristeza estaba en mi corazón, y nuevamente la ansiedad me atacó.
La desesperación de no tener a una persona para conversar, un amigo para desahogarme, ver a los demás felices, y yo que siempre busqué servir a mi Señor con cariño y dedicación parecía que había sido olvidada por Él.
Decidí exponer mi problema, pues he visto el trabajo de acompañamiento a los obreros, lo que admiro mucho, así como admiro su fuerza y valentía.
Le pido disculpas por este enorme testamento y por los errores ortográficos, y le agradezco nuevamente su atención al recibir mi pregunta y atender a mi problema, aunque sea a distancia”.
Respuesta
La ansiedad es un tormento dentro de la persona, y lamentablemente, muchas se han perdido y han entregado sus vidas al diablo como un regalo, en función de esos sentimientos arteros. Todo empieza de una manera muy sutil. Parece que no es nada malo, pero es por ahí que el problema se agiganta.
Lea con atención mi respuesta, que es la respuesta para muchas otras que están en “dificultades”:
“¡Preste atención! En primer lugar, no tiene que pedir disculpas por nada, pues yo estoy para eso, para ayudar y orientar.
Quiero que en este preciso momento, al leer lo que escribo, cree en su interior una indignación muy grande, al punto de que sacuda con todo al infierno.
El diablo quiere atraparla, por lo tanto no sea blanda con su ansiedad o emoción.
Enfréntelo y pelee con su espada de fuego y termine con ese mal en su vida, de una vez por todas. No acepte ser la víctima y la pobrecita. ¡Basta de sufrir!
Si el Espíritu Santo está sobre usted, entonces haga descender fuego en ese demonio que está creando esa confusión en su cabeza.
Yo pregunto: ¿Quién es mayor en su vida? ¿Ese problema? ¿Esa ansiedad sentimental? ¿O el Dios que la arrancó de las garras del mal y la llenó? ¡Responda! Y use su poder de razonamiento.
¡Levante su cabeza y termine con eso ahora! ¡Crea en usted misma! Usted lo va a lograr como lo logré yo, cuando dejé de lado mis sentimientos y me apegué a Dios con todas mis fuerzas; cuando usé la inteligencia, y empecé a servir más a Dios, que a mis pensamientos mezquinos y pequeños de que nunca iba a lograr ser feliz en mi vida sentimental. Usted tiene que crear esa indignación dentro de usted.
¿Qué es lo que está esperando? ¿Que Jesús vuelva y la encuentre como a aquellas vírgenes necias?
¡Un abrazo lleno de fe e indignación! Y ponga en acción su fe…”
Y, para todas nosotras, eso se aplica a cualquier área de nuestra vida.
Pregunta respondida en el blog de Viviane Freitas, por Luisa Teixeira, esposa de pastor haciendo la obra en Portugal.