En los días de hoy, cada vez vemos más ejemplos de personas que se dicen cristianas, pero que en sus actitudes muestran lo contrario. Claro que, muchas veces, es posible que la vida traiga dilemas, dudas, en donde tenemos que tomar decisiones que ponen a prueba nuestra conducta.
Pero, en esos momentos, ¿cómo debe actuar un hombre que cree en el Señor Jesús? Para descubrir la respuesta es necesario saber diferenciar algunos aspectos importantes.
Cuando nos proponemos a predicar lo que vivimos, estamos muy lejos de la gracia de Dios y llenos de nuestras vanidades y prepotencias. Lamentablemente, no notamos la locura de ese acto. Es perjudicial para nosotros y para quienes están a nuestro alrededor.
Al predicar lo que vivimos, nos predicamos a nosotros mismos, nuestros comportamientos que juzgamos que sirven de modelo y de ejemplo para los demás. Sin embargo, de esa manera, terminamos transformándonos en seguidores de nosotros mismos y no en siervos de Jesús.
Pero, cuando vivimos todo lo que predicamos en la Palabra de Dios, estamos en el camino que Él nos señala. El camino de la verdad. Ese camino está relacionado con una lucha diaria en el cual nosotros mismos observamos nuestras conductas y nos evaluamos. Ese camino no es fácil. Es un ejercicio diario.
¡Piense en esto!
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