Actualmente, estar delgado significa encuadrarse en un patrón de belleza estimulado por quien dicta las reglas de la moda. Obviamente, la obesidad ha afectado la salud de muchos y debieron recibir toda la atención necesaria. Sin embargo, hay quien no está por encima de su peso y, buscando encuadrarse en el estilo de delgadez, que es considerado bonito por algunos, termina dejándose llevar por dietas peligrosas, que muchas veces llevan a la muerte.
Un ejemplo es el de la modelo Peaches Geldof, que murió con 25 años. Parte de los medios señala que una dieta radical compuesta apenas por jugos hechos de vegetales pudo haber sido el motivo de la muerte.
Para adelgazar no existe milagro: se necesita comer menos y hacer ejercicio físico. El problema es que pocos quieren adoptar una reeducación alimentaria y cambiar el estilo de vida.
En medio de tantas dietas arriesgadas, hay una conocida como la “dieta del Mediterráneo”, un tipo de alimentación característica de esa región (Italia, Grecia, Portugal, España, Francia y otros). Ese padrón alimentario está compuesto, básicamente, por vegetales, legumbres, tomate, ajo, frutas y, principalmente, aceite de oliva, cereales poco molidos, nueces y semillas, queso blanco y yogurt, además de vino. En esta dieta hay un bajo consumo de carnes rojas, grasas de origen animal, productos industrializados y dulces.
La revista médica New England Journal of Medicine divulgó los resultados del último gran estudio realizado en Grecia, realizado a más de 22 mil personas. La conclusión fue que la dieta del Mediterráneo asociada a la actividad física resulta en salud de mejor calidad y una mayor expectativa de vida.
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