Los problemas en la vida de Petrona Romero comenzaron desde su niñez: “Mis padres se separaron cuando yo tenía apenas siete meses. Cuando mi mamá volvió a formar pareja, lo hizo con un hombre que era alcohólico. Al tiempo empezó a tomar ella también.
Había peleas constantes, mi mamá estaba enferma y buscó ayuda en los espíritus. Hablaba sola, estaba perdida, ausente, y por eso me convertí en la mamá de mis hermanos menores. Buscaba refugio en mi mamá y no lo encontraba, fue muy duro”, cuenta emocionada.
“A los 13 años sufrí un abuso y me fui de mi casa, busqué a mi papá. Mi padre me regaló un terreno, pude construir mi casa, la terminé a los 17 años y tiempo después traje a mi mamá y hermanos a vivir conmigo porque mi padrastro no podía ofrecerles nada bueno”, recuerda.
Con todo lo que pasó, Petrona ya no creía en el amor, y le costó mucho formar una pareja. Cuando lo logró, la historia de su infancia volvió a repetirse: “Él tomaba, llegaba a casa muy mal, se ponía violento”.
Para colmo, el asma hacía estragos en su salud: “Me detectaron asma severo a los 18 años, eso me imposibilitaba hacer un montón de cosas. Estaba desahuciada por los médicos, usaba la dosis máxima permitida de medicación. Por la enfermedad perdí un embarazo, tuve un episodio de asma muy fuerte después de una discusión y los médicos decidieron salvarme a mí y no a mi bebé. Cuando me recuperé, me dijeron que querían hacerme una traqueotomía porque no había otra solución, pero me escapé del hospital. Salí pensando en matarme, ya no servía para nada”.
Lo que era una caminata hacia la muerte, se convirtió en el inicio de una nueva vida. “Iba sin rumbo por la calle y llegué a la Universal. Empecé a participar de las reuniones, aprendí a usar la fe, pero no fue fácil, tuve muchas luchas para lograr el cambio en mi familia. Aprendí a depender únicamente de Dios. De a poco recuperé mi autoestima, me sané, aprendí que tengo derechos ante Dios y gracias a Él soy feliz. Mi matrimonio cambió, mi marido no tomó nunca más, hoy dialogamos, salimos a pasear, disfrutamos juntos de la vida que Dios nos dio y estamos juntos en la Universal”, finaliza contenta y agradecida por lo que Dios hizo en su vida.
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