“Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si su conducta fuere limpia y recta.”, (Proverbios 20:11).
La conciencia en el ser humano es muy fuerte, incluso siendo niño. Ese estado de espíritu fue dado por Dios por el derecho de decidir que tenemos. O nos gustan las cosas puras y rectas o las sucias, cabe a cada uno elegir el bien o el mal para su vida.
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