“ Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.”, (Mateo 13.3-9).
El texto se refiere a la parábola del sembrador que Jesús le refirió a la multitud que le seguía y, posteriormente explicó el significado: “Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.”, (Mateo 13:19).
Lo más importante no es la semilla, sino la tierra en la que cayó.
La tierra representa los distintos tipos de corazón y cómo reciben la Palabra.
Es momento de que evalúe de qué manera ha recibido la Palabra de Dios. No basta escuchar, debe practicar lo que está escrito, ya que esa es la única manera en la que puede recibir los beneficios de la fe.
[related-content]