En el pasado, saber utilizar bien una espada era fundamental para la supervivencia. No es coincidencia que cuando Dios nos aconseja al respecto de que usemos las armaduras espirituales, la Palabra de Dios – la Biblia – es comparada con una espada:
“… espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.” Efesios 6:17
La Palabra de Dios es la mejor arma de defensa y ataque que podemos tener, y la única que puede vencer el mal.
“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos.” Hebreos 4:12
El Señor Jesús sabía usarla muy bien. Tenemos un ejemplo claro de eso cuando fue llevado al desierto. Todas las veces que el diablo Lo tentó, Él lo enfrentó usando la Palabra de Dios, y con ella lo derrotó.
Pero, ¿usted sabe usarla correctamente?
Separamos 5 consejos fundamentales para que usted extraiga el máximo de sus lecturas de la Biblia. Vea:
1. Ore antes de comenzar a leer: Tal vez usted ya haya leído que la Biblia es el único libro que leemos en la compañía del Autor. Por eso reserve un instante antes de iniciar la lectura para pedir a Dios que hable con usted por medio de Su Palabra y que haga comprender Sus preceptos. Muchos leen toda la Biblia y no comprenden nada exactamente por no preocuparse en pedirle a Su autor que los oriente en la lectura.
2. Esté atento a las palabras claves: Al meditar en la Palabra de Dios, esté atento a los términos principales contenidos en cada pasaje. Por ejemplo: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” (Efesios 5:15,16). En este versículo, el término principal es “aprovechando el tiempo”, que quiere decir “aprovechando cada oportunidad”; tener sabiduría para saber priorizar lo que es importante. Otro consejo importante es consultar siempre un diccionario para saber el significado de las palabras que para usted no están tan comprensibles.
3. Preste atención al contexto: También es importante observar el contexto en el que está inserido determinado pasaje bíblico. Es necesario comprender por qué eso se dijo en aquella época y cómo podría traerse a los días actuales, o sea, lo que Dios está diciendo por medio de aquella palabra.
4. Medite: Durante la lectura es posible que un párrafo o una palabra le llame la atención. En ese momento es necesario detenerse y meditar sobre lo que Dios quiere decirle con aquel párrafo. Piense con qué se relaciona en su vida ese pasaje en cuestión. No lo ignore. Allí puede estar la respuesta que usted ha buscado.
5. Coloque en práctica lo que leyó: De nada sirve orar, prestar atención al contexto y en las palabras claves, meditar, si al final de cuentas, la Palabra de Dios no se pone en práctica. Eso es lo que Dios espera de nosotros. Él no quiere que seamos tan solo oyentes o conocedores de Su Palabra, sino practicantes de Ella. Cuando termine de leer, siempre pregúntese: “¿Qué actitudes debo tomar en relación a lo que terminé de leer?” Y hágalo.
Nunca se olvide: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” 2 Timoteo 3:16,17
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