Las principales razones que llevan a las empresas a prescindir de un empleado están relacionadas a problemas de comportamiento del profesional
A pesar de un mercado de trabajo tan candente y de la enorme falta de mano de obra calificada, con frecuencia, muchos profesionales con óptimo currículum son despedidos y no consiguen progresar en la carrera. ¿Qué sucede con esas personas?
Dentro de las cinco principales razones que llevan a las empresas a prescindir de sus empleados, cuatro están relacionadas a problemas de comportamiento del profesional: la pésima relación con el grupo, persistir en una zona de comodidad, inaptitud para el liderazgo y la falta de profesionalismo (no cumplir plazos o atrasarse con frecuencia).
En países con bajas tasas de desempleo, solo el 20% de los despidos tienen relación con la falta de conocimiento o preparación técnica. Por eso, se concluye que, dependiendo del cargo, no le sirve a la persona hablar tres idiomas, haber cursado una facultad de primer nivel, si sus actitudes fueran malas.
Más que aprovechar para encontrar o cambiar de empleo, es importante que los profesionales inviertan no sólo en la construcción de un buen currículum, como también en el esmero de sus habilidades de comportamiento – ya que aun, con un contexto tan favorable, las personas continúan siendo contratadas por sus currículos, y despedidas por sus actitudes.
Falta de inteligencia emocional
Si prestamos la debida atención a esta cuestión, notaremos que actitudes malas tienen gran relación con la falta de inteligencia emocional.
Hasta el lanzamiento del libro “Estructuras de la Mente”, del psicólogo norteamericano Howard Gardner, en 1983, para la gran mayoría de las personas, la inteligencia era atribuida solo a individuos con alto CI (Coeficiente de inteligencia). El escritor quebró este paradigma, mostrando en sus estudios, la existencia de por lo menos otras siete inteligencias además de esta y que cada persona es habilidosa de diferentes formas.
Dentro de las múltiples inteligencias presentadas por el psicólogo, las que tratan de la capacidad del individuo de relacionarse con las personas y conocerse bien a si mismo, sumadas, dan como resultado la IE, o inteligencia emocional.
Es importante destacar que la baja IE puede destruir una carrera. Las personas con poca inteligencia emocional tienen un autoconocimiento limitado, y ahí comienza el problema.
Normalmente ese individuo no tiene consciencia de sus comportamientos, y tiene dificultad de evaluar el impacto que sus actitudes causan en los demás. Como consecuencia, acostumbra ser egocéntrico, lidia mal con el estrés, tiene baja tolerancia a las frustraciones y, como consecuencia, acostumbra presentar los problemas de comportamiento citados, como causas para el despido.
Disciplina y autoconocimiento
Diferente al CI, que cambia muy poco en la edad adulta, la inteligencia emocional puede ser perfeccionada a través de la disciplina y del autoconocimiento.
Antes que nada, es necesario que notemos cuál es el efecto que nuestros comportamientos están causando en las personas, en el ambiente de trabajo, incluso, en la vida personal. Para eso, es esencial que se consideren los feedbacks recibidos, sea de un superior, un subordinado o de parientes y amigos.
Saber usar los puntos fuertes, administrar los puntos limitantes, y persistir frente a las frustraciones son atributos que forman parte de las competencias de un profesional con alta inteligencia emocional. Es importante destacar que esto no vale solo para la vida corporativa. Un alto CI nos permite darnos cuenta mejor quiénes somos, establecer relaciones más saludables con aquellos que nos rodean, teniendo actitudes capaces de hacer nuestras vidas mucho mejores.
(*) Eduardo Ferraz es consultor en gestión de personas hace más de dos décadas y es especialista en entrenamientos usando como base la neurociencia comportamental.