Claudio asegura que tenía “una vida destruida”. Según relata, en su matrimonio había “celos y discusiones”. También enfrentaba problemas económicos, vicios y enfermedades.
“Me habían detectado problemas en la columna, cuatro hernias de disco y dos estallidos de anillos fibrosos. Vivía tomando pastillas, tenía una bolsa enorme llena de medicamentos. Me derivaban a distintos médicos, pero no encontraban la solución”, detalla.
Además, comenzó a padecer problemas espirituales: “Tenía insomnio, veía sombras, escuchaba voces, vivía perturbado día y noche. Al no encontrar una solución, me volqué a los vicios. Mi problema de salud hacía que me endeudara muchísimo, entonces se me sumaba el problema económico”.
Claudio cuenta que en su mente resonaba un pensamiento que decía “la solución es quitarte la vida”. “Todo el tiempo pensaba en eso. Una voz me decía que yo era una carga para mi familia porque tenía que vivir así por el resto de mi vida”.
Sin embargo, una madrugada ocurrió algo que sería el inicio de su transformación. “Estaba mirando la televisión, alcoholizado, haciendo zapping”, él recuerda y agrega: “De pronto, vi el programa ‘Pare de sufrir’. Yo era una persona incrédula y tenía prejuicios acerca de la iglesia. Entonces dije burlándome: ‘¿A ver qué van a decir?’. Pero lo que el pastor dijo impactó en mi interior. Él decía:
‘Usted que tiene problemas espirituales, económicos, enfermedades, venga a participar de las reuniones, busque de Dios, porque solo Él puede darle una solución y llenar ese vacío’. Entonces, al final del programa, participé de la oración. Ese día fue increíble porque pude dormir, algo que no lograba ni siquiera con las pastillas. Luego de esa experiencia, decidí asistir a una reunión, un domingo. Cuando entré, recibí una paz que nunca había sentido. Entonces, se despertó en mí un interés de querer saber más. Comencé a escuchar las enseñanzas y a ponerlas en práctica. Desde ese momento, toda mi familia comenzó a ir a la iglesia y comenzamos a ver un cambio en nuestras vidas”, detalla Claudio.
Finalmente, resalta: “Hoy tenemos una vida totalmente transformada. Tenemos paz, unión, armonía, felicidad con mi esposa y con nuestros hijos. Ya no tengo más enfermedades, me liberé de los trastornos espirituales, fui libre de los vicios y de las deudas. Conseguí libertad en todas las áreas de mi vida. Eso no se compra con nada. El Espíritu Santo llenó mi vacío, sanó mis heridas y transformó mi ser desde ese momento. Hoy tengo una paz completa y total. Les recomiendo a todas las personas que participen de la reunión del Encuentro de la Familia porque allí yo pude encontrar lo que en ningún lugar encontré”.