Algunos se hacen la señal de la cruz cuando oyen hablar del diablo. O no les gusta mencionar el nombre y, cuando no hay otra manera, dicen “el enemigo” (como si decir el nombre ya fuera suficiente para que el mal entre en su vida).
Hay personas que exaltan el poder que los demonios tienen, pero ignoran la autoridad que el Señor Jesús nos ha dado sobre ellos y que está a nuestra disposición- pero mal utilizado.
“Cuando los demonios entran en contacto con un cristiano que conoce tanto su posición delante de Dios, como la autoridad que tiene en Jesucristo, los espíritus malos son, simplemente, vencidos”, destaca el obispo David Higginbotham, el autor del libro “Creyentes posesos”. El obispo recuerda que incluso cuando los demonios reivindican ciertas vidas como si fueran de ellos, nadie es posesión permanente de los espíritus malos, porque el sacrificio de Jesús pone fin a la separación entre el hombre y Dios.
Cómo vencerlos
“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.” Lucas 10:19
La autoridad ya fue concedida, pero lo que vemos son multitudes oprimidas a diario por no usar ese poder dado por el propio Dios. Y muchos no la utilizan porque no hacen uso de la fe que poseen o porque las consecuencias están manchadas por una vida de acuerdo con la voluntad de aquel que los está oprimiendo.
La Palabra de Dios es clara cuando revela el secreto para ver al mal retirarse como un animal asustado: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” (Santiago 4:7) Cuando hacemos la voluntad de Dios- y eso implica que muchas veces vamos a tener que sacrificar nuestra voluntad- estamos cerrándole la puerta de acceso que el mal necesita para actuar en nuestras vidas. Cuando nos desviamos de la mentira, del engaño, de los deseos ilícitos y de todo lo que es contrario a lo que el Señor Jesús nos enseñó, la conciencia está lista para usar la fe y la autoridad para determinar que todo el mal se frustre en nuestras vidas, caminos y proyectos.
Y aunque la persona estuviera viviendo hasta ese momento una vida completamente distante de lo que le agrada a Dios, ella puede decidir si va o no a ser controlada por el mal. “Aunque los demonios puedan vivir dentro de una persona, ellos no tienen poder para suprimir su libre albedrío. Todos tienen la capacidad de alcanzar la ayuda de Dios y de rechazar el mal que estuviera en su vida, aunque solo sea un deseo en su corazón. Algunas personas pueden no tener fuerzas para simplemente apartarse de sus vidas pecaminosas, pero ellas pueden comenzar a cambiar sus actitudes y clamar a Dios”, concluye el obispo.
Use su poder
Usar con eficacia su autoridad sobre el mal depende de su relación con Dios. Por eso, invierta en ella sin reservas. Los miércoles y domingos, en todas las Universal, se realizan reuniones cuyo único objetivo es la Salvación del alma. En estos encuentros usted aprende a tener los pensamientos de Dios tanto para la garantía de la Vida Eterna y la conservación de su fe mientras viva en este mundo.
Participe en una Universal más cercana a usted.
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