El agua está presente en diversos momentos en la Universal, durante las reuniones o en la vida espiritual que se lleva afuera de los templos. Mucha gente la usa, ¿pero será que sabe el motivo y lo que el líquido más valioso del mundo representa espiritualmente?
No hay posibilidad de vida en la naturaleza sin la presencia del agua, desde los seres microscópicos hasta el mayor organismo de la faz de la tierra, animal o vegetal. Está en el suelo, en el aire, dentro de nosotros, en todo lugar. Sin ella, no hay producción de alimentos y la higiene sería imposible. Ya han ocurrido guerras por su causa, y todo parece indicar que, aún seguirán sucediendo. No por eso el desperdicio dejó de existir.
En los tiempos bíblicos, se hablaba mucho de construcción, de arquitectura, de ingeniería. Y una estructura constante en los textos de la Biblia es la cisterna, donde edificios y hasta reinos enteros, almacenaban el agua necesaria para la sobrevivencia, sobre todo en las áreas desiertas.
Espiritualmente hablando, la presencia del agua en la Biblia va de Génesis al Apocalipsis. No es poco importante.
Una de las primeras cosas en que pensamos sobre el uso del agua en términos de vida espiritual es el bautismo. Por inmersión, el líquido simboliza que la persona es lavada, purificada por el Espíritu Santo, revestida por el Señor Jesús, convirtiéndose una nueva criatura, muriendo para el mundo y renaciendo a una vida con Dios.
El acto de beber agua bendecida, común en la Universal, también tiene mucho sentido. Cuando la tomamos, hidrata cada célula de nuestro organismo, haciendo posible su funcionamiento. Fluye por la sangre, está en la estructura de nuestros huesos y de cada uno de nuestros órganos.
Hasta Dios se presenta ante profetas y otros autores de la Biblia. Se refiere a Sí mismo como el agua de la vida. Ezequiel 47.1-12 muestra que Israel sería próspera y fuerte si todo fuera hecho según la vida con Dios. De Él parten las aguas que hacen posible la existencia. Jesús le mostró a la samaritana, en Sicar, que Él era el agua que conducía a la vida eterna con Dios (Juan 4.14).
Con agua, Dios purificó al mundo y le dio un recomienzo, cuando lo inundó con el Gran Diluvio, en Génesis. El agua fue muerte para los incrédulos y apartados de Dios, y nueva vida para los que creían en Él y Lo seguían.
Fuente de vida
Como en la naturaleza, el agua de vida en Dios está disponible. Algunos la tienen en un leve abrir de canilla, en un simple abrir de botella. Otros tienen que recorrer kilómetros para tener un poco para beber, lavarse, cocinar sus alimentos. En ningún caso, el agua irá hasta la persona, a su interior. Ella tiene que tomar la iniciativa y beberla.
Espiritualmente es lo mismo. El éxito en esta vida terrena y el ingreso a la vida eterna dependen directamente de cuánta sed de la presencia de Dios tenga usted. No son raras las personas que dicen ser cristianas, pero están espiritualmente “deshidratadas”, mientras que otras, bebieron tanto del Agua de la Vida, que tienen incluso para distribuírsela a los sedientos que encuentran por el camino. Dios hace de cada uno de nosotros, si así lo quisiéramos, fuentes de Su agua que purifica y hace la vida posible, ahora y en el porvenir.
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