Cuando Adán y Eva dejaron de obedecer a Dios, se sometieron a la voz del diablo. Por este motivo, toda la autoridad que Adán tenía sobre el mundo,se transfirió a Satanás.
La humanidad creció sobre una maldición y luego comenzaron a suceder desastres, asesinatos y todas las desgracias en la faz de la tierra- como, por ejemplo, cuando Caín mató a Abel.
Antes de la rebelión de Adán y Eva no había pobreza, no había miseria, no había enfermedades, no había muerte. Los animales no tenían que matar para comer, ellos comían de la hierba del campo- aún los salvajes. Y por causa de la desobediencia del hombre, vino la miseria, vino el hambre.
Por eso, Dios desea restituir la vida de aquellos que aceptaron obedecerlo. Él dice: “Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros…” Malaquías 3:7
En otras palabras, Dios está diciendo: “El hambre, la muerte, la maldición- todo esto- va a desaparecer de su vida,desde el momento en que usted comience a andar Conmigo.” Y Su palabra dice: “Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Malaquías 3:7-10
No toque lo que es de Dios
De ese modo, cuando usted se vuelve a Dios, cuando usted comienza a devolver los diezmos y las ofrendas, usted vuelve automáticamente a la condición del Jardín del Edén. Usted será dominador nuevamente, en vez de ser dominado.
Al hacer eso, la persona pasa a tener un compromiso con Dios, porque ella comienza a considerar que todo lo que ella posee aquí en la Tierra proviene de Él. Por eso, ella naturalmente honra al Señor con aquello que pertenece a Él. Son los frutos del árbol del Jardín en el que ella vive. Porque aquel árbol, del Jardín del Edén, simbolizaba el diezmo. Pero Adán y Eva tocaron lo que era de Dios.
Cuando nosotros asumimos la fe práctica, volviéndonos diezmistas y ofrendantes, por ejemplo, automáticamente pasamos a tener un compromiso con Dios, considerándolo como el Señor de nuestras vidas. No sirve que yo diga: “Ah, yo creo en Jesús como mi Salvador” y que no sea diezmista fiel, porque no estaré obedeciendo la Palabra de Él. Es una cuestión de conciencia y de fe. El Señor Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Juan 14:15
¿Para qué sirve el diezmo? Para que exista una alianza entre Dios y el diezmista. Porque si somos diezmistas, le mostramos al diablo que no tenemos nada con él. Así también mostramos, probamos, a Dios que somos de Él y que el diablo no hace parte de nuestra vida. Eso es lo que hace la diferencia.
Y usted, ¿ya es diezmista y ofrendante de la casa de Dios?
[related_posts limit=”10″]