Herbert Chavez, el filipino de 39 años de edad, eligió ser Superman. Para eso, ha pasado por 26 dolorosas operaciones de cirugía estética, gastando más de 20 mil dólares, en un país donde el sueldo del 45% de la población es de solo 2 dólares por día.
El joven ya se operó la nariz, los labios, la barbilla, la cadera, se aclaró la piel, se hizo una lipoescultura y también pretende ponerse lentes de contacto azules permanentes y alargar sus piernas, además de otros “perfeccionamientos”. Todo para ser igual al hombre de acero.
“Superman siempre ha sido mi obsesión, desde que vi una de sus películas cuando tenía tan solo 4 años” dice Chavez a la agencia Efe rodeado de estatuas de tamaño natural de uno de los superhéroes más populares de la historia. “Siempre ha sido mi sueño ser igual que él y he hecho todo lo posible para serlo”, explica con una sonrisa.
Herbert, se realizó la primera cirugía hace 18 años, aún no está satisfecho con su apariencia. ¿Algún día lo estará?
¿Usted está plantado?
El filipino trabaja día y noche con el único objetivo de alcanzar la perfección del Hombre de Acero. Lo que tal vez él no haya percibido es que Superman no es real. En resumen: el objetivo de su vida es convertirse en algo que ni siquiera existe. Él busca parecerse con algo falso. ¿Qué alcanzará en el futuro? El obispo Edir Macedo explica:
“La vida está hecha de elecciones. Usted recoge lo que plantó ayer. Va a cosechar mañana lo que está plantando hoy. Usted planta corrupción, usted va a cosechar corrupción, usted puede estar seguro de eso”.
Así es para todas las personas: si alguien busca algo sin significado, la vida de ese alguien tampoco tendrá significado en el futuro. Si, al contrario, una persona se dedica a hacer el bien, con el bien más tarde lidiará.
“Es decir: su vida depende exclusivamente, mi amiga, mi amigo, de sus elecciones. De lo que planta”, afirma el obispo, en un video. “Si usted sembró según su corazón, usted está frito, está perdido… Pero cuando la persona piensa: no, voy a esperar, yo confío. Eso es fe”.
El obispo explica que el corazón exige resultados inmediatos, mientras que la fe entiende que la recompensa viene en el tiempo de Dios, aun que sea después de la muerte del cuerpo. En el caso de Herbert, él no esperaría la Vida Eterna para ser más que un hombre común, al lado de Jesús. Él prefiere ser el súper hombre hoy y, por eso, se dedica tanto a la estética.
“Si yo planto cualquier cosa que desagrade a Dios voy a cosechar dolores de cabeza, voy a cosechar castigo. No es Dios que me castigará, sino que voy a cosechar naturalmente aquello que estoy plantando”, concluye el obispo.
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