Los años pasan cada vez más rápido. Los compromisos son innumerables, las horas vuelan y usted quiere agradar a todos y hacer todo lo que esté a su alcance. Resulta que no todo sale al 100%, pues las oportunidades no pueden perderse.
Cuando llega a casa, no descansa y ya abre la computadora. Su esposa está en la cocina y la única cosa que ella merece es un besito y una frase: “¿Y, todo bien por acá?” Su hijo sale corriendo para abrazar a su papá, dándole la bienvenida y pensando que ahora es el momento de aprovechar su compañía. Pero no, el trabajo está esperando y la computadora merece más atención que cualquier persona.
Esa euforia por el ahora, por resolver todo y a cualquier hora, por no perder dinero con las oportunidades, ha sacado a las personas de su foco.
¿Cuánto tiempo ha dedicado a su familia y al trabajo? ¿Cuánto vale un tiempo en compañía de su hijo? ¿Vale la pena andar a las corridas? ¿Eso es lo que quiere para el resto de su vida, desgastarse atrás de lo que es efímero?
“Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu.” Eclesiastés 4:6
El fin de año se acerca. ¿Usted logró llegar adonde quería?
Aún hay tiempo para cambiar su foco, deje de mirar a las cosas que pasan, de darle valor a lo superfluo y abrace a quien ama. Dedíquese a agradar a Dios, a estar en comunión, dar testimonio de quien Él es a través de su vida
Esté atento, no deje que la vida pase y usted esté solamente concentrado en lo que el mundo puede ofrecerle y no en lo que usted puede hacer por el mundo.
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Marcos 16:15