El actor, político fisicoculturista Arnold Schwarzenegger, durante más de 40 años, fue el modelo de cuerpo seguido por millones de personas. Él es uno de los mayores ganadores del premio Mr. Olympia, con siete conquistas en esta competencia que es una de las más importantes de fisicoculturismo del mundo; además de haber sido cuatro veces electo Mr. Universo.
Schwarzenegger también actuó en franquicias millonarias de cine, como “Terminator” y “Los indestructibles”, además de haber sido gobernador de California, uno de los mayores estados de Estados Unidos.
Incluso con todas estas conquistas, él le afirmó recientemente a la revista Cigar Aficionado: “Cuando me miro en el espejo, vomito. Siempre fui muy crítico conmigo, incluso cuando estaba en el nivel más alto de mi estado físico.”
A los 69 años de edad, él admite que su condición física lo incomoda. Además, él revela que su cuerpo nunca lo hizo sentirse satisfecho.
“Me miraba en el espejo después de haber ganado un Mr. Olympia y pensaba: ¿Cómo puede ser que este montón de estiércol haya ganado? Nunca vi la perfección. Siempre me faltaba algo.”
Cuando el propio Schwarzenegger era infeliz con su cuerpo, otros millones eran infelices intentando tener su cuerpo.
Camino sin fin
Cuidar la propia salud es una actitud admirable. Preocuparse por practicar actividad física y alimentarse bien debe ser una regla para todas las personas. Sin embargo, al cuidar el cuerpo, es necesario recordar que una persona no está compuesta exclusivamente por su físico. Igual de importante, es cuidar el espíritu.
Una persona que se dedica totalmente al cuerpo nunca estará feliz con los resultados, exigiéndose cada vez más. La búsqueda de la perfección se convierte en una adicción, sin que la persona se dé cuenta que la perfección está solamente en Dios.
En su blog, la escritora Cristiane Cardoso, autora del libro “La Mujer V”, explica que casi todos buscan estar dentro de los estándares de belleza impuestos por la sociedad, especialmente por los famosos. Sin embargo, hay algo que destacar: “Cuando todo el mundo dice lo mismo, todo el mundo se viste de la misma manera, todo el mundo sigue la misma referencia, de repente, sin darse cuenta, usted está haciendo lo mismo que todo el mundo. ¿Y sabe en que termina? En insatisfacción”, afirma la escritora.
Si usted o algún familiar está empeñado en tener “el cuerpo” de determinada celebridad, recuerde que esas personas tienen dinero para dedicarse exclusivamente al físico y, aún así, como Schwarzenegger, no todos son felices con eso.
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