Comprar a pagar suele ser tentador, pero tiene sus riesgos. Con la gran oferta de tarjetas de crédito que existe en el mercado, es difícil no ceder ante la presión de tener una (o más) tarjetas.
Quien compra a crédito se asegura de que el precio del producto no cambie y, en algunos casos, tiene la posibilidad de abonarlo en cuotas sin interés, lo que resulta conveniente en un contexto económico como el actual.
Sin embargo, el problema se presenta cuando hay que pagar el resumen al mes siguiente. La regla básica del usuario de tarjetas de crédito afirma que hay que evitar pagar el mínimo del resumen, porque los intereses que genera la deuda son altos y suelen convertirse en una espiral de deuda casi imposible de cancelar.
Sin embargo, en Argentina cada vez más titulares de tarjetas optan por hacer el pago mínimo o una cancelación parcial del saldo total que les llega en el resumen.
Hasta 2013, uno de cada cinco clientes elegía esta modalidad de pago, porque era más sencillo abonar las compras en cuotas, pero con la casi desaparición de los planes a tasa 0, aumentó la cantidad de tenedores de tarjetas que elige pagar menos del total del resumen.
Si bien en marzo el porcentaje subió a uno de cada cuatro clientes, en los bancos prevén que ese porcentaje seguirá creciendo con el correr de los meses.
Las tasas por financiar saldos se ubican, en promedio, en el 50%, con un costo financiero total que supera el 75%.
El éxito financiero de un hogar se construye sobre decisiones inteligentes, que no comprometen los ingresos futuros ni ponen en aprietos a los integrantes de la familia. Por eso, antes de comprar con la tarjeta de crédito, asegúrese de poder pagar el resumen entero al mes siguiente. De esa forma, evitará sobresaltos en la economía del hogar.
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