Los celos están entre los principales motivos en la mayoría de los divorcios. Puede ser nuestro peor enemigo. Llevados por él, muchas veces, tomamos actitudes impensadas y podemos echar a perder una relación. ¿Pero cómo lidiar con él? ¿Qué se puede hacer para que no atrape el noviazgo o el matrimonio?
Gran parte de las mujeres reclaman que sienten celos del compañero al verlo con amigas o involucrándose en páginas para relacionarse. Para quien ya fue traicionada, el sentimiento es aún peor, pues la desconfianza aumenta más.
Pero eso parece ser sólo un lado de la cuestión. En la mayoría de los casos, el hombre no se esfuerza mucho para no evitar ese tipo de situación y, aun siendo casado, termina teniendo actitudes que pueden contribuir a aumentar la desconfianza de la compañera. ¿Qué puedo hacer?
Existen conductas que pueden ayudar a las parejas contra los celos. El obispo Renato Cardoso da consejos de ese sentido en el blog Intellimen. Para él, hay actitudes simples que pueden ayudar a cada mujer a lidiar con el problema: “en el momento de los celos sin fundamentos, acuérdese que él está con usted, no con otra.”
Otra medida que puede ser tomada es imponer límites: “hay cosas aceptables e inaceptables en una relación. Tener contactos indebidos con otras mujeres por teléfono o Internet no es aceptable. Hable con su compañero y, si él no acepta, no es para usted, pues tiene patrones y valores más bajos que los suyos.”
El obispo también alerta que muchas parejas cometen un gran error en común: “las personas, de forma general, actúan mucho por impulso. Nosotros podemos ser muy inteligentes, pero en ese momento de dolor tendemos a reaccionar de acuerdo con lo que estamos sintiendo en ese momento.”
En esa hora, los sentimientos como la rabia, el deseo de vengarse y la tristeza salen a la luz: “las parejas, en su gran mayoría, actúan basadas en la emoción, lo que genera varios problemas. De ahí viene la traición, los celos, las peleas. El mayor problema es que las personas no se conocen emocionalmente y no saben lidiar con las emociones del otro”, concluyó el obispo.
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