“Tarsis comerciaba contigo por la abundancia de todas tus riquezas; con plata, hierro, estaño y plomo comerciaba en tus ferias.” Ezequiel 27:12
En las ferias de Argentina, lo más común es comercializar alimentos y algunos utensilios domésticos y, cuando finaliza la mañana, los puestos son desmontados, para que la calle vuelva a ser un lugar libre para la circulación de automóviles.
En Israel, desde los tiempos bíblicos, la feria es una institución social. Allá las ferias son fijas y toda la ciudad tiene la suya propia. Las mayores son las de Jerusalén y Tel Aviv, además de ser puntos turísticos obligatorios.
Antiguamente, las ferias eran el lugar en que prácticamente todo era comercializado: joyas, animales, tejidos, alimentos, condimentos y hasta esclavos. Actualmente es un lugar para comprar frutas y verduras a mejor precio, y a la vez, cada una tiene su característica propia.
En Jerusalén está el mercado árabe, en el que distintas chucherías de todas las regiones son vendidas. La costumbre es regatear, porque los precios comienzan elevados. La mayoría de los vendedores árabes sabe negociar en todas las lenguas, hasta en español.
Hay también un mercado judaico (Machané Yehuda), en Jerusalén, más inclinado a la comercialización de frutas, legumbres y verduras, además de haleu, que es un dulce típico hecho de sésamo y mezclado con varios sabores, como chocolate y frutas.
El mercado de Tel Aviv, Shuk HaCarmel tiene diversidad de clientes. Van tanto los lugareños como turistas. Hay puestos y hasta tiendas de alimentos. Se venden muchos souvenirs, y el precio para los turistas es de los mejores del país.
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