La historia del Rey David está llena de ejemplos de fe y perseverancia. Desde muy joven, él daba señales de que Dios le reservaba grandes desafíos.
Un detalle importante en la caminata de David para unificar Israel fue la conquista de Jerusalén. Por inspiración Divina, sabía que solo lograría cumplir la misión de juntar a todas las tribus israelíes si tenía una ciudad geográficamente bien ubicada, donde pudiera guarecer a su ejército y prepararse para la batalla.
Jebús, como era llamada la ciudad antes de ser conquistada por los hebreos, era prácticamente impenetrable. Sin embargo, David conquistó la ciudad.
David actuó como un emprendedor para construir su imperio. Él era un líder, como todo empresario debe ser. Él elaboró planes y estableció metas que fueros cumplidas al pie de la letra por sus soldados. David sabía que la piedra fundamental para ejecutar su misión era su fe, pero que, para lograr su objetivo, tendría que, necesariamente, conquistar Jerusalén.
En la actualidad, el emprendedor puede retomar los pasos de David para comenzar su negocio y llegar a su conquista. Una de las cuestiones fundamentales es la elección del lugar para abrir el negocio. Un punto comercial ideal atrae una gran clientela y es una forma de divulgación gratuita para el negocio, porque hace que los clientes se acerquen al lugar naturalmente, sin hacer grandes esfuerzos.
Así como David, el emprendedor debe estudiar cómo es la concurrencia del lugar en relación a su tipo de negocio y pedir siempre dirección a Dios para organizarse y montar su emprendimiento.
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