El despertar de la conciencia espiritual
Aunque la mente insista en recordarnos lo difíciles, dolorosos y oscuros que son determinados momentos…
- Nosotros decidimos elevar nuestra mirada.
- Recordamos la Grandeza de nuestro Dios.
- Sabemos que Su Poder no conoce límites.
- Y que Su Misericordia no depende de méritos.
Recordamos la fuerza de nuestra fe…
- No una fe ciega, religiosa, sino una fe inteligente.
- Que razona, que discierne, que camina con propósito.
- Una fe que no se rinde ante las tormentas.
- Sino que las atraviesa con la certeza de que no estamos solos.
“No temas, porque Yo Estoy Contigo; no te desalientes, porque Yo Soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la Diestra de mi Justicia”. Isaías 41:10
Recordamos la pasión que arde en nuestro espíritu…
- Una llama Encendida por el Espíritu Santo.
- Que nos impulsa hacia nuestro Padre Celestial.
- Con hambre de Justicia, de Verdad y de Comunión.
Recordamos el valor inmensurable de nuestra alma…
- Creada a Imagen y Semejanza del Altísimo, para que seamos Usados por Él.
- Portadora de Eternidad, porque fue Salva, está Salva y será Salva, si permanecemos a diario en obediencia.
- Diseñada para la Gloria, no para el temor.
Porque fuimos creados para caminar en la Luz…
- Para vivir por fe y no por vista.
- Para declarar vida donde otros ven muerte.
- Y para ser testigos vivos del Poder Transformador del Dios Vivo.
Nuestra vida es el resultado de las decisiones que tomamos, y toda decisión tiene su origen en los pensamientos.
¿Cómo están tus pensamientos?
Si alimentás en tu mente lo que es malo, tomarás decisiones equivocadas; sin embargo, si alimentás lo que es bueno, siempre tomarás las mejores decisiones.
Por eso, no aceptes los malos pensamientos; al contrario, imponeles tu fe a través de los Pensamientos de nuestro Padre.
Así, tu vida será un motivo de alegría y un testimonio para quienes te rodean.
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes❗️
Obispo Julio Freitas
