“Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob Le respondió: No Te dejaré, si no me bendices. Y el Varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el Varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.”
(Génesis 32:26-28)
Como Jacob, al luchar con Dios hasta ser la propia bendición. Como Eliseo, al perseguir a Elías hasta lograr recibir el Espíritu del profeta (2 Reyes 2:1-14). Como Rut, al determinarse no abandonar a Noemí (Rut 1:16-17). Nada aparta al definido de su determinación. Determinación de creer en la promesa. Determinación de ver lo imposible.
Lo imposible solo es visto en la vida del que no desiste. En la vida del que es obstinado en lo que cree. Aunque haya lucha; aunque oiga un “no”; aunque sea despreciado; aunque parezca no tener salida; aunque no tenga adónde huir. El definido no desiste de su objetivo, pues sabe que lo que busca está de acuerdo con la voluntad de Dios. Él tiene certeza.
Si usted es definido, no se deja llevar por el miedo. No deja pasar la oportunidad sin que sea bendecido. Lucha, hasta el último instante, para cambiar su historia. Lucha, porque sabe que Dios está con usted y que Él mismo prometió. Lucha, pues confía en Aquel que hizo la promesa. Conoce Su fidelidad, por esa razón, permanece fiel.
El definido es fiel. No toca lo que Le pertenece a Dios. No acepta no tener nada para ofrendar. El definido no huye de la guerra. El definido no se acomoda, no busca facilidad. Dios nunca dijo que sería fácil, pero dijo que estaría con nosotros. El definido cree en eso y, por esta certeza, avanza.
Lo imposible solo es visto en la vida del que no desiste.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo