El obispo Hermano de Souza, de 48 años, actualmente responsable por los obreros en Sudáfrica, y su esposa, Catiana de Souza, de 45 años, tienen una historia muy particular. Ellos nacieron y crecieron en Rio de Janeiro y fue allí donde también se conocieron en la adolescencia, cuando estaban en el mundo del crimen.
Al recibir la noticia de que estaba embarazada, él la abandonó, pero gracias a la fe de la madre de ella, ellos reanudaron su relación, dejaron la delincuencia y hoy celebran 28 años de casados, 27 de ellos en la Obra de Dios. Conozca la historia de un matrimonio que prueba con la propia vida que no hay nada imposible cuando se usa la fe.
¿Cómo ha sido la adolescencia de ambos?
Él: Yo era un bebé cuando mis padres se separaron, por lo que mi madre tuvo que trabajar mucho para sustentar a sus cuatro hijos. A los 16 años, comencé a robar, eso después de frecuentar la casa de los espíritus, ya que yo era, hasta entonces, un muchacho muy trabajador. Me detuvieron y casi morí varias veces. Consumí drogas y alcohol. El resto de los hijos estudiaban, trabajaban y yo era el único ladrón, el peor hijo de mi madre.
Ella:Yo soy la mayor de tres hermanas y cuando tenía 7 años mis padres se separaron. Mi padre se involucró con otra mujer y perdió todo lo que teníamos en los juegos de azar. Para sustentarnos, mi madre tenía que trabajar mucho y una tía en Niterói (ciudad de Río de Janeiro, en Brasil), comenzó a cuidarme a mí y a mis hermanas.
Yo no lograba convivir con nadie a causa de una perturbación espiritual que tenía. Veía y oía bultos y me convertí en una niña retraída y oprimida. A los 12 años, comencé a involucrarme con malas amistades, empecé a consumir drogas, robaba, pasaba la noche afuera. La tranquila muchacha se convirtió en un dolor de cabeza para la familia.
¿Fue entonces que se conocieron?
Ella: Sí. A los 15 años regresé a la casa de mi madre en Rio de Janeiro y en un baile conocí a Hermano. Nos pusimos de novios y tres meses después quedé embarazada. Cuando le di la noticia, él me dijo que el problema era mío, que regresaría por la noche a verme y desapareció.
¿Cómo fue haber sido abandonada estando embarazada?
Ella: Realmente decepcionada, mi madre no me dejó. En esa época ella ya frecuentaba la Universal y comenzó a hacer las cadenas de oración por Hermano. Traté de abortar, pero no funcionó y pasé el resto del embarazo con miedo de que el bebé naciera con problemas, lo que no sucedió. En ese momento comencé a frecuentar la casa de los espíritus y todo se puso peor. Mi madre siempre me hablaba de Jesús y yo no lo aceptaba. Mi hija tenía 5 meses y un día Hermano regresó de la nada diciendo que quería verla y que no dejaba de pensar en mí.
¿Cómo llegaron a la Universal?
Él: Yo estaba de novio con otra chica y terminé la relación. Decidí volver porque no dejaba de pensar en Catiana y hoy sé que fueron las oraciones de mi suegra. Y fue ella quien me invitó a ir al primer “Duelo de los Dioses” en el Maracaná, con el obispo Macedo, en 1987. Comencé a creer en Dios después de haber presenciado a miles de personas, incluyendo a mi suegra, siendo allí curadas. Días después, fui a la Universal en Botafogo.
Durante la oración sentí paz y una voz nítida dentro de mí diciéndome que no necesitaba las drogas para tener esa paz. Lloré mucho. Allí tuve mi encuentro con Dios. Mi vida comenzó a cambiar. Días después me bauticé, dejé las drogas, las malas amistades, dejé de robar, conseguí empleo. Cuatro meses después fui bautizado con el Espíritu Santo y fui levantado a obrero. Nos casamos y seis meses después fui levantado a pastor auxiliar.
Ella: Llegué a echarlo de la casa después de que empezó a ir a la Universal, pero mi madre no lo permitió. Vi que necesitaba a Jesús por causa de mi hija. Fui escondida a un núcleo cerca de mi casa y allí ella fue curada. Hice las cadenas de liberación, me bauticé, comencé a evangelizar y fui levantada a obrera. Fuimos a hacer la Obra en el Altar y en el mes que entramos descubrí que estaba embarazada de nuevo.
¿Cómo fue la adaptación al matrimonio?
Ella: Yo era muy joven, sin experiencia y todavía tenía la responsabilidad de mis hijos. Los tres primeros años fueron difíciles.
Él: Difícil por los desentendidos y, como espiritualmente estaba más firme, yo era quien me aguantaba y me quedaba callado.
Comente un momento difícil que ella le hizo pasar
Él: Tenía que administrar el trabajo espiritual en la iglesia y cuando llegaba a casa aún tenía que cocinar. Cuando esas cosas sucedían, yo solo recordaba lo que Jesús dijo: “…y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos”. Entonces yo hacía la comida, servía y aún llevaba jugo (risas). No fue fácil, pero vencimos.
Ella: Yo le dejaba mi responsabilidad de ama de casa a él.
Ustedes ya entraron a la Obra de Dios con dos hijos, ¿cómo hicieron para criarlos, adaptarse uno al otro y trabajar en la Obra?
Ella: Yo era inmadura y Hermano tenía que cuidar al pueblo de la iglesia. A veces, ocurría alguna situación con los niños, yo estaba sola y, por no saber qué hacer, oraba. Soporté todo porque me apoyé en Dios.
Él: La educación de ellos estuvo más a cargo de ella que de mí. En los raros días libres los instruía espiritualmente. Ellos crecieron en la iglesia, en la presencia de Dios, y gracias a Él, hasta hoy están firmes.
¿Cuál fue el período más difícil en la Obra?
Ella: El comienzo, ya que por la ausencia de Hermano, tuve que aprender a hacer todo sola.
Él: Fueron muchos. Renunciamos a todo en beneficio de la Obra de Dios y eso avivaba nuestra fe. Uno de ellos fue el traslado hacia Sudáfrica.
¿Por qué el traslado fue difícil?
Él: Yo ya no era más un muchacho y estaba yendo a un país que no habla portugués. No entendía nada y me sentía inútil. A pesar de tener 20 años en la Obra, era como si estuviera empezando de cero. Hice propósitos con Dios para que me diera la habilidad de comprender y hablar el idioma. Solo no tuvimos más dificultades porque estuvimos en Bahía antes y el pueblo es muy parecido, es hospitalario, receptivo, no juzga y ayuda. Hoy realizo una reunión, un programa de televisión y puedo decir que “Hasta aquí nos ha ayudado el Señor” como está escrito en 1 Samuel 7:12.
¿Cuáles fueron las iglesias donde estuvieron?
Él: En total fueron 19 iglesias entre Rio de Janeiro y Bahía, y en el exterior (Sudáfrica, donde fui consagrado a obispo) estuvimos en 5.
Dejen un mensaje para los lectores
Ella: Crea. Por más difícil que sea su situación, por más que nadie crea en usted, que todo diga lo contrario, crea en el Señor Jesús, que Él puede hacer todas las cosas en su vida.
Él: Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo.” Muchas personas decían que yo era un caso perdido, pero si hubo una salida para mí, hay una salida para cualquier persona. Yo era el peor hijo que mi madre tenía, y hoy, con mi cambio, puedo mostrar que para Dios no hay nada imposible.
Perfil del matrimonio
Un libro que nos marcó
Él: En los Pasos de Jesús, del obispo Macedo.
Ella: Autoridad Espiritual, de WatchmanNee
Una Película
Él: Jeremías
Ella: 300
Actividad física:
Él: Correr
Ella: Hacer ejercicios en el gimnasio
Comida preferida
Él: frutos de mar
Ella: comida japonesa
Hobby
Él: ver películas de acción
Ella: leer
Canción de la pareja
“Como é grande o meu amor por você”, de Roberto Carlos
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